• 29 de Marzo

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El concepto “humedal” ha cobrado especial relevancia en temas de conservación de la naturaleza en los últimos años, y con razón, pues conforman el ecosistema más valioso en términos económicos y uno de los más biodiversos del mundo. Además, constituyen la principal fuente de agua para el consumo humano, la energía y agricultura. (informe Ramsar 2018)

Los humedales son cunas de diversidad biológica, fuentes de agua y productividad primaria de especies vegetales y animales, y al mismo tiempo, cumplen un rol fundamental en el ciclo del agua. Del total de agua en la tierra, sólo el 3% es dulce, del cuál solo un 1% está disponible en forma líquida y solo un 30% es superficial en donde se encuentran los humedales. Los servicios ecosistémicos que proveen los humedales superan a todos los otros ecosistemas terrestres. Además de la provisión de agua dulce, proporcionan alimentos, regulan el clima local, reducen la contaminación, ofrecen posibilidades recreativas, y  beneficios turísticos. Sin embargo, en el último siglo hemos perdido el 64% de los humedales del mundo, y seguimos perdiendo estos ecosistemas a una tasa del 1% anual, que equivale a 3 veces la tasa actual de deforestación. Su constante amenaza y desaparición gradual ha puesto en riesgo las especies que dependen de ellos, y se calcula que un cuarto de estas se encuentra en peligro de extinción. Según el informe Ramsar 2018, desde 1970, el 81% de las poblaciones de especies de humedales continentales han disminuido”.

A lo largo del país se encuentran cerca de 18.000 humedales, que alcanzan un total de 1.460.400 hectáreas (20 veces el tamaño de Santiago y 1,93% del territorio nacional) (MMA, 2017). Sin embargo, solo el 2% de estos humedales presenta alguna figura de protección legal. Dado lo anterior, muchos de estos espacios están sufriendo transformaciones profundas al entrar en conflicto con los asentamientos humanos, el crecimiento urbano y el uso no planificado de los recursos naturales. Esto afecta no solo su valor natural, sino que su funcionamiento ecológico y, por tanto, los servicios ecosistémicos que estos lugares proveen, afectando la calidad de vida de las personas.

Bajo dicho contexto, la ciudad de Llanquihue constituye un punto estratégico para la conservación de la biodiversidad a distintas escalas territoriales. En ella confluyen el borde lacustre del lago Llanquihue, el nacimiento del río Maullín y un intrincado sistema de humedales urbanos y cursos de agua dulce de 84 hectáreas, que alberga más de cuarenta especies de aves nativas.

Fundación Legado Chile trabaja desde 2016 en la ciudad de Llanquihue, debido a la identificación de una amenazada y mermada red de humedales urbanos: según aproximaciones de la organización, desde 1962 Llanquihue ha perdido el 45% de los espacios naturales de la ciudad. Sin embargo, los humedales que aún existen significan una gran oportunidad para conservar la biodiversidad local, articulando y solucionando diversas problemáticas sociales que afectan la calidad de vida de sus habitantes ciudad. Para esto, la organización aborda el desafío de la sostenibilidad y la conservación de espacios naturales amenazados de la ciudad en una perspectiva de trabajo que busca comprometer a todos: sociedad civil, organizaciones vecinales, comunidad educativa, gobierno local, servicios regionales y privados. En 2016 se diseñó el “Plan de Acción Medioambiental” para la ciudad de Llanquihue que corresponde a un prototipo de innovación social de Innova Corfo Los Lagos que permitió definir participativamente objetos de conservación, sus amenazas y las estrategias necesarias para revertirlas. Esto mediante la aplicación de los Estándares Abiertos para la Práctica de la Conservación, una metodología adaptativa para la gestión de proyectos de conservación.

Desde la planificación territorial, una de las estrategias que aborda la pérdida de humedales, es que se está trabajando el “Plan de Infraestructura Verde Urbana (PIV)”. Este tiene como objetivo la consolidación de un sistema interconectado de espacios verdes urbanos de 147 hectáreas, basado en la red de humedales, el sistema hidrológico, los espacios públicos existentes y otros componentes verdes y abiertos del paisaje local. Este plan tiene como finalidad asegurar la conservación de los ecosistemas urbanos y mejorar las condiciones y calidad de vida de sus habitantes, mediante la recuperación de humedales y cuerpos de agua urbanos en su potencial como espacio público.

En abril de 2018 se entregó el primer proyecto del Plan de Infraestructura Verde, financiado por FRIL Los Lagos: el Parque Humedal Baquedano. Este proyecto permitió recuperar 9.500 metros cuadrados de área verde, aumentando en un 25% la superficie del cuerpo de agua del humedal. De forma complementaria al Parque Humedal Baquedano, se esperan concretar 2 proyectos de recuperación de humedales para este año 2019, en el humedal El Loto y el Humedal Los Helechos.

Como parte de las estrategias de valoración de estos objetos de conservación, se desarrolló el proyecto “Camina Llanquihue” en donde se generó un Circuito Patrimonial de la ciudad, a partir de la identificación participativa, con vecinos y niños, de los Objetos culturales que cuentan una historia identitaria de la ciudad. El proyecto “Camina Llanquihue” presenta Sitios Patrimoniales con valor cultural, natural, ecosistémica o paisajística, y edificaciones vinculados a actividades industriales y económicas. Estos sitios se organizan en 3 rutas: de la memoria e identidad, de la biodiversidad y del patrimonio arquitectónico, los cuales serán visibilizados mediante un Plan de Señalética diseñado por la Ilustre Municipalidad de Llanquihue y Fundación Legado Chile.

En estos tres años se ha visibilizado, por parte de la ciudadanía y las autoridades locales, la necesidad de poner en valor los humedales y tomar decisiones que lleven a su conservación y restauración ecológica. Los pasos dados por Fundación Legado Chile, la municipalidad y numerosas organizaciones académicas y de la sociedad civil han sido exitosos en instalar los humedales en la agenda pública, así como en desarrollar casos de éxito como el Parque Humedal Baquedano.

Sin embargo, aún existen múltiples desafíos para asegurar la conservación de los humedales de la ciudad, la cuenca del lago Llanquihue y el río Maullín. Varias amenazas y conflictos se encuentran aún vigentes, como el relleno de humedales, la modificación de cauces, la deforestación, la eutrofización y contaminación de cuerpos de agua, la presencia de microbasurales y de especies exóticas como el loto, perros, gatos y visones.

Para anticipar esta drástica transformación del medio ambiente en cuencas como la del lago Llanquihue y el río Maullín, es necesario detonar procesos de articulación social, política y económica que retroalimenten visiones territoriales a largo plazo, sustentadas en acciones locales innovadoras y medibles.