• 01 de Mayo

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Te gustan las hipótesis?  Juguemos a ser científicos  por un momentito, yo invito:

Mi nombre es: “Parque Nacional Bernardo Eunom Philippi Crumwide” y en esta calidad deseo enviar una hoja de mi “Diario de Vida” a mis grandes amigos, los hijos y nietos, de las familias Puertovarinas.-

Hoy por hoy, ya sea por cariño, o en forma despectiva, todos me llaman “Cerro Philippi”.- Así me conocen desde que nací como un Patrimonio natural que entrega vida y felicidad a   quienes quieran tomarla.-

No siempre fui como soy ahora, mi verdadera historia es natural y geológica, de miles de años atrás.- Formaba parte de lo que hoy, los científicos, llaman el bosque Valdiviano, templado húmedo,  siempre verde.- Unos 75.000 años se demoró la construcción de mi paisaje, con la coronación de mi “domo”, cerro que hoy admiras.- La naturaleza es así, no tiene prisa de hacerse notar entre los humanos, porque es la dueña de la vida y quienes quieran vivir allí deberán tocar a su puerta.-

Por los años 1500 aprox.  comencé a tener el acercamiento humano en mi sector.-  Grupos de familias que venían desde el norte pasando hacia el sur.- Según dicen, las familias Huilliches y Cuncos fueron las más estables en mi entorno.-  Así nos fuimos conociendo, sobre todo por la empatía en el trato mutuo.-  Advirtieron que la vida en conjunto era más placentera y llevadera; ellos no se quedaron mucho tiempo conmigo, quizás si tan solo una generación y luego deciden partir, cual nómades que eran en esos tiempos.-

Años más tarde, me llamó la atención  las familias que fueron llegando desde el año1850, aprox. a mi entorno, porque los vi con ropajes distintos y un lenguaje que solo ellos interpretaban pero, en fin, para mí no tenía tanto efecto el compartir su lenguaje o su comportamiento corporal, por ahora, lo que me interesaba era entrar en sus vidas para que desde sus almas nos pudiéramos comunicar en todas las Dimensiones por ellos conocidas.- Al parecer, todos venían dispuestos a permanecer conmigo por mucho tiempo porque comenzaron a hacer sus casas, sembrar sus semillas, procurarse su propia comida, hacer  embarcaciones para cruzar el lago.-  Traían un hacha, un azadón, una pala y, el fuego del “hogar”.-  Alistaron herramientas para construir la villa que necesitaban y prepararon a su familia para convivir en un ambiente, que para ellos, les era hostil en aquellos primeros momentos, por lo que se debía robustecer la familia y sacar a relucir lo mejor de sí, los talentos del bagaje cultural y espiritual que como un semilla también crecía en su interior a manera de valores permanentes y que debían ayudarlos en su gran empresa, empresa de crear su propio bienestar y destino; vivir por generaciones juntos, hasta como hoy lo hemos hecho.-

Mientras nos conocíamos mejor nos ayudábamos, mutuamente, ellos, cuidando de mi entorno y yo, proporcionándoles abundantes cosechas y buen pasto para su ganado, aparte de la belleza escénica de que gozaban y me reconocían como tal.,-  Por muchos años vivimos juntos y en armonía,  hasta que llegó el día en que nos entendimos con el alma y nos propusimos un nuevo trato, basados en la colaboración mutua: “te doy para que me des”, y el trato se cerró con la puesta de la primera piedra de lo que vendría a ser mi nuevo nombre y funciones como “Parque  Nacional, Bernardo Eunom Philippi Crumwide”, recordando así a la persona que desde muchos años atrás se preocupó de rodearme de una sociedad que venía para quedarse.-

Así comenzó en el año 1936, la odisea de mi existencia y, cumplí, con el compromiso de engalanar y hermosear aún más el bello paisaje circundante, frente a mi gran espejo de agua, el lago Llanquihue y el vasto horizonte de las montañas , ríos, volcanes  y mi flora, mantos siempre verde, que aún van quedando cerca de mi entorno, pero felizmente yo cuento con la promesa de quienes son mi familia, que seguirán cuidándome, conservándome y respetándome como  el Patrimonio que soy, por gracia y mérito conjunto.-

Dicen que el Patrimonio es un bien heredado y que se aplica en mí, así parece ser porque me reconocen.- En el día del Patrimonio me recordaron y me dio mucha alegría porque por fin “mi gente” está despertando otra vez.- Allí estuve yo, en el centro de la ciudad como iluminando y rememorando nuestro compromiso de Conservación, cuidado y respeto al que nos hemos comprometido mutuamente.-

Alguien se manifestó con cariño y les recordó algunas fechas de mi pasado, fechas históricas que se sucedieron y dieron paso a nuestro encuentro lúdico y empático.- Todos quedaron muy motivados y hasta se habló de la posibilidad de que los descendientes de generaciones pasadas, y las emergentes, tal vez vuelvan a preocuparse de mí.- Renovar mi fachada y mejorar mi aspecto no me vendría mal, porque también ustedes ganarían   en calidad de vida con una futura modernización de mi parque que, en tiempos pasados, fue solo un arboreto.-

Los tiempos han cambiado y las personas hoy viven entre el bien y mal tomando las opciones que a ellos les convienen; pareciera que lo de “antaño” ya no tiene vigencia hoy, yo opino diferente, los “ciclos” de la vida, en mi naturaleza ocurren, precisamente en forma natural, solo que, los humanos, parecen estar demasiado ansiosos y apurados en vivir el  momento.- Debemos ser pacientes para entender cuál es la importancia, en nuestras vidas, de lo que “antaño” pasó y de qué nos sirvió.-

Mientras tanto, yo te pido que caminemos juntos y volvamos a recrearnos en la majestuosidad de mi ambiente, lo que tú llamas amablemente, “mi cerro Philippi”,  el “Cerro  de los primeros años.-

 

Con cariño y reconocimiento, TU “CERRO  PHILIPPI”.-

 

Edilio Peranchuay Leuquén.-

Presidente Asociación por el Patrimonio

y Memoria Histórica de Pto. Varas