• 19 de Abril

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En Tecnología Médica, la Imagenología es una especialidad que busca desarrollar técnicas y procedimientos para obtener imágenes del cuerpo humano. Entre sus ejemplos más comunes, se encuentran la radiografía, la endoscopia, la tomografía, la microscopía, la resonancia magnética, entre otros.  

Precisamente, estos métodos o procedimientos permiten la atención diaria de pacientes pediátricos como aquellos que ya se encuentran en la tercera edad. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando el paciente se trata de una mujer embarazada? Ante esta situación, se buscan otras opciones. La ecografía es un ejemplo, pero en caso de que ésta no sea una opción que cubra las necesidades de la persona, se deberá analizar en conjunto con el equipo médico, la prudencia de someter a la paciente a la acción de rayos x, los cuales pudiesen aumentar la probabilidad de algun daño en el desarrollo normal del feto.

Al respecto, una tomografía computada – que se realiza sólo cuando el beneficio es mayor que el riesgo en el caso de un embarazo- tiene de igual manera un mayor grado de radiación ionizante que una radiogfrafía convencional.

Es importante saber que grandes dosis de radiación pueden ocasionar la muerte celular y un daño permanente sobre el ADN, incluso favorenciendo la proliferación de células cancerígenas las cuales pueden manifestarse de forma temprana (al momento de nacer o en los primeros años de vida) o de manera tardía (cuando el individuo se encuentra en etapa de desarrollo adulta).

Por lo mismo, es necesario considerar que el riesgo de dañar al feto dependerá de la dosis absorvida, la distribución de ésta (en el cuerpo) y la edad gestacional.

En el caso de un escaner, que además de poseer una alta dosis de radiación y que en algunos ocasiones conlleva la utilización de medios de contraste yodados, puede contener mayores consecuencias al poder traspasar la barrera placentaria de manera que el feto comience a deglutir la sustancia aplicada y junto a ello, desarrollar eventualmente un posible síndrome de hipotiroidismo neonatal.

Por lo anterior, es que estos medios de contraste deberían contar con el consentimiento informado del paciente y ser administrados sólo en aquellos casos cuando exista riesgo vital de la futura madre, con el fin de tener un diagnóstico más certero para que se realice un tratamiento adecuado que conduzca a un positivo desarrollo del feto y una sólida salud de la mujer embarazada.

Para el caso de una resonancia magnética, que puede ser considerada menos dañina para el feto, porque no se utiliza radiación ionizante, sí hay que advertir que el ruido generado por el equipo durante el procedimiento, podría afectar –de igual manera- al feto en su desarrollo auditivo, especialmente si este exámen se efectúa en el primer trimestre del embarazo.

Dadas estas posibles situaciones es que siempre debe considerarse la justificación del examen, evaluar la dosis utilizada pensada al feto y evitar la utilización de medios de contraste en este segmento de pacientes.