• 28 de Marzo

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¿Por qué la Lombardía y Nueva York concentran la mayor cantidad de casos y muertes por coronavirus en sus respectivos países, teniendo ambas un elevado estándar de vida?

Una respuesta posible es el elevado nivel de contaminación ambiental existente en ambas regiones. Milán, la ciudad más importante de la Lombardía estuvo en el lugar 12 de las ciudades más contaminadas de Europa el 2017 y en los primeros 27 días de enero de este año hubo 22 días con niveles de PM 10 superior al umbral máximo de 50 microgramos por metro cúbico de aire. Nueva York es una de las 10 ciudades más contaminadas de Estados Unidos.

Sabemos con certeza que la contaminación del aire aumenta el riesgo de contraer otras enfermedades virales respiratorias: influenza, virus respiratorio sincicial, sarampión, paperas. El mecanismo propuesto es la capacidad de los virus de adherirse al material particulado que flota en el aire, aumentando su permanencia y difusión. La epidemia de COVID-19 lleva un poco más de 3 meses, tiempo insuficiente para poder hacer estudios sobre el efecto de la contaminación en las infecciones por este virus específico, pero ya se han publicado 2 estudios importantes.

El primero, conducido por investigadores italianos, es que se observa una relación estrecha entre grado de contaminación en las ciudades de Italia durante la actual epidemia y con el número de casos reportados de infección por COVID-19. La región más contaminada, Lombardía en el norte de Italia, acumula aproximadamente el 60% de los casos y muertes por COVID-19, seguida por la región vecina de Emilia Romagna, tanto en contaminación como en número de casos. En cambio, zonas menos contaminadas, incluyendo ciudades con mucho flujo de turistas como Roma, Venecia o Florencia tienen menos casos y menos contaminación. Un segundo estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Harvard, analizó el efecto acumulado de la contaminación en los últimos años y demostró que se asocia en forma importante con la mortalidad por COVID-19. Se encontró que en los condados donde hubo más contaminación en los últimos años, hay más mortalidad en esta epidemia.

El efecto de la cuarentena en la contaminación puede ser diferente entre ciudades dependiendo de la naturaleza de las fuentes emisoras. En algunas ciudades, en que la contaminación es fundamentalmente consecuencia de la emisión por industrias y vehículos, es esperable que la contaminación ambiental disminuya. En cambio, en el sur del país –en ciudades como Chillán, Concepción, Temuco, Valdivia, Osorno, Puerto Montt o Coyhaique - se inicia en abril el periodo de alta contaminación, que históricamente han llegado a niveles de PM2.5 superiores a los observados en la Lombardía y Nueva York. Esta contaminación en Chile, es fundamentalmente por humo de leña, usada para calefacción domiciliaria. Es esperable que en ciudades con cuarentena, en las que en muchos hogares se prendía la calefacción al regresar del trabajo empezarán a usarla desde tempranas horas, con un potencial efecto en la intensidad de la contaminación.

La contaminación no solo puede aumentar el número de contagios y la severidad de la infección, también al aumentar las consultas y hospitalizaciones por enfermedades respiratorias y cardiovasculares, compitiendo por los limitados recursos en salud. Parece prudente tener una conducta activa de las personas y comunidades para reducir la magnitud de la contaminación en estos meses de pandemia. Preferir sistemas de calefacción menos contaminantes, evitar la pérdida de calor en el hogar, limitar el tiempo de encendido de las estufas a leña junto a eventuales subsidios a la electricidad, gas y parafina y una estrategia muy activa en la supervisión del grado de contaminación y alertas sanitarias pueden ser estrategias importantes para evitar el impacto en salud de esta epidemia en nuestra población

 

Dr. Fernando Lanas Zanetti, PhD

Universidad de La Frontera, Temuco