• 18 de Abril

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Rari, reconocida como Ciudad Artesanal del Mundo, guarda un tesoro: la microcestería con crin de caballo. Inspiradas en los insectos, animales, flores y las costumbres propias de la vida rural de esta localidad del Maule, con sus manos las artesanas tejen piezas llenas de color y delicadas terminaciones que revelan la maestría de su oficio. Por ello se han hecho famosas en Chile y muchas partes del mundo.

Para desarrollar su artesanía, primero consiguen pelo de la cola del caballo, el cual utilizan en su tono natural o bien tiñen para lograr llamativos colores. Luego, sentadas en el frontis de sus casas, que dan a una larga y tranquila calle en pleno campo, o sentadas en el living o la cocina, las artesanas tejen por horas para luego vender sus piezas a los turistas que suelen llegar a este lugar. Pero con la pandemia y la disminución de visitantes, Rari y las artesanas se han visto fuertemente afectadas.

Para poner en valor este oficio tradicional, Fundación Artesanías de Chile acaba de lanzar una nueva pieza de su línea Artesanía Solidaria: la Mariposa Solidaria. Una pieza que practicamente todas las artesanas de Rari tejen desde niñas y que la fundación pone a disposición en tres versiones: un prendedor mariposa de 5 cm ($ 4.400), dos prendedores de 2,5 cm ($ 5.400) o dos prendedores de 3,5 cm ($ 6.400). Una pieza ligera y colorida, ideal para regalar.

El secreto detrás del oficio

Rari es una pequeña localidad que se encuentra a 22 kilómetros de Linares. Se dice que la artesanía de este lugar comenzó hace más de 150 años con la raíz del álamo que crecía en el río la cual era tejida por artesanas para crear canastos y contenedores. Luego, la raíz de este árbol se fue volviendo escasa y las artesanas fueron probando con otras fibras como el pelo de la cola de la vaca y del caballo. Fue esta última la que resultó más manejable y apta para el tejido, la cual limpian y tiñen para ir creando diversas figuras.

La mayoría de las mujeres de esta localidad aprende el oficio desde pequeña, observando a sus madres y abuelas, quienes también lo heredaron de las mujeres que las antecedieron. Es así como en sus ratos libres, luego de dedicarse a las labores del hogar y del huerto, las artesanas se sientan a tejer el pelo del caballo con la ayuda de lo que ellas llaman “el vegetal”, una fibra traída de México conocida como tampico que es la que utilizan para darle estructura a la pieza.

Las artesanas realizan con su artesanía un verdadero rescate del arte popular y al ser este oficio tan único y ancestral, en el 2015 el Consejo Mundial de Artesanías declaró Rari como “Ciudad Artesanal del Mundo”. Un sello que ha contribuido a desarrollar la economía local, ha fortalecido la identidad de esta localidad y que ha permitido que las mujeres que han heredado esta tradición, continúe con más fuerza salvaguardando su patrimonio cultural.