[OPINIÓN] "El relleno de los humedales de Puerto Varas", por Pablo Hübner


La semana pasada se dañaron 3 quebradas de la comuna de Puerto Varas. Rellenos sin autorización se ejecutan ante los ojos de la comunidad. Basura que se acumula de un lugar a otro. Y así, vamos avanzando. Muchas veces con el verso recurrente: Se está cumpliendo con todo lo que pide la ley. Mientras, las máquinas se apuran, la tierra cae y la basura queda.

Decir que se está cumpliendo con todo lo que pide la ley es una respuesta típica en este tipo de casos. Para nadie es un misterio que muchas veces la regulación es débil y los cambios normativos son lentos. Se sabe que hay oportunistas que aprovechan de esto. Lo vemos a cada rato. Muchos de los cambios que han perjudicado severamente a la comuna se dan en este marco.  

La explicación de lo que pasó la semana pasada no tiene que ver tanto con la lentitud en la aprobación de plano regulador o la pendiente publicación de la nueva ley de humedales. Todo eso ayuda y mucho, por cierto, pero en si mismo, no es suficiente.

La situación de los rellenos en las quebradas es parte de la crisis moral de nuestro tiempo. El me da lo mismo, o no me importa tanto. Quién destruye quebradas, quien daña humedales, quien ensucia el lago, o crea vertederos ilegales, entre otros recurrentes afectos, sabe, con o sin ley, que lo que está haciendo no corresponde. Así y todo, lo hace igual. Los motivos son variados, pero por lo general cuentan con un denominador común, la plata. Esa palabra que muchas veces se viste de otras palabras para verse un poco más meritoria de su ceguera. Es que es un buen negocio, oportunidad, emprendimiento, necesidad social, progreso, apertura, modernización. Palabras de barniz ante una realidad ineludible: El daño ambiental nos perjudica a todos. El beneficio del impacto causado es sólo para unos pocos.

La crisis moral, el hecho de que hay gente que le da lo mismo, o que le importa, pero no más que su propio interés, es una amenaza permanente y no es una cosa puntual. Es una forma de ser y de actuar que se multiplica.  

Mientras, está la debilidad de nuestra propia protección. Si bien las nuevas regulaciones ayudarán, sólo serán de impacto si se practican desde el espíritu que las origina. Además, las nuevas regulaciones deben considerar el aporte sustancial de una comunidad que participa y se involucra de manera activa. El hecho de que la semana pasada más de 30 organizaciones públicamente expresaran su preocupación y rechazo por las situaciones de maltrato hacia quebradas y humedales en la comuna de Puerto Varas, da cuenta de que hay una comunidad vigilante y atenta a lo que está pasando. Esa energía debe caminar hacia un proceso de trabajo colectivo que precise un catastro completo de los humedales y las quebradas estratégicas de la comuna. Este proceso conjunto entre organizaciones de la sociedad civil, el municipio y el gobierno regional, bien puede servir de ejemplo para convertir a la comuna de Puerto Varas en un referente de cambio definitivo y permanente en su relación con la naturaleza.

Lo de las quebradas en Puerto Varas es un caso más de cómo pasan cosas que no deberían pasar, pero pasan igual. Legal, ilegal, con multa, sin multa, el daño ahí está. Y ahora estamos acá, en el momento de los lamentos, de las explicaciones y la adjudicación de las culpas sobre hechos consumados. Con más o menos molestia, con más o menos preocupación, con más o menos culpa, lo cierto es que el daño ya está hecho. Todo esto se podría haber anticipado.  Todo esto se podría no volver a repetir.

 

Por: Pablo Hübner

 

 

 

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