• 18 de Abril

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Esperanza, el contenido de esta palabra languidece hoy a la luz de los hechos que todos hemos sido testigos. Estamos viviendo en un siglo que heredó una produccion del conocimiento a ritmos inimaginables y al alcance de todos, un siglo que recibió el desarrollo de la ciencia, que fue testigo de la revolución informática y para que decir de las comunicaciones, fuimos testigos del alcance del concepto de globalización con los beneficios y las dificultades que significan en la identidad de los pueblos; todos estos avances los vivimos con la esperanza de solución para los grandes problemas de nuestra sociedad. ¿Que pasó en este camino de desarrollo que dejó sin atender las necesidades reales de nuestra sociedad?. Es difícil encontrar una sola respuesta, son muchas las variables, mucho más las posiciones diversas que pretenden explicarlo; lo que sí es evidente es que la esperanza de la sociedad al menos hoy, está alejada de la confianza de los sectores responsables de la toma de decisiones para la gobernanza del país.

Hoy, la esperanza está más cerca de una respuesta activa de la sociedad y que se manifiesta como rebeldía positiva frente a la incertidumbre que nos desequilibra. Hoy, la esperanza está emparentada con el sueño de construcción del mañana y es esto último lo que tenemos que fortalecer como sociedad. Las crisis siempre aparecen como oportunidades y esta es nuestra oportunidad de aportar, de construir un futuro centrado en el trabajo del presente, ese trabajo es el que constituirá las bases de ese mañana que esperamos sea antes de lo que imaginamos.

Según Santo Tomás de Aquino, para el ser humano, la esperanza es mucho más que optimismo; es la cualidad que nunca defrauda. “Sin esperanza es impensable la toma de decisiones, el compromiso y la ejecución”

Elsa Echeverría

Rectora Santo Tomás, sede Iquique