• 19 de Abril

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En el último viaje a Chiloé antes de la pandemia, el autor de este comentario recibió del distinguido profesor, tenor, compositor y director musical Rudy Nicklitschek, el regalo de la novela de su amigo Carlos González Saldivia, “Hotel Nielssen”, presentada con éxito meses antes en el Teatro Municipal de Ancud. Su creador se ha destacado en el campo de la dramaturgia, poesía, narrativa y gestión cultural en su querida e insondable patria chica.

La cuidada publicación de su novela de 325 páginas por “Primeros Pasos Ediciones”, Rancagua, 2019, narra la estadía de un año en Ancud del jovencito de 21 años de edad que, cuarenta y seis años después recibiera el Premio Nobel de Literatura. El viaje lo hizo en 1925, habiendo ya publicado sus dos primeros libros, “Crepusculario” (1923) y “Veinte Poemas de amor y una canción desesperada” (1924), iniciando así su exitoso camino en la literatura chilena y universal.

El joven Neruda aceptó la invitación de su amigo Rubén Azócar, escritor y profesor de castellano recién contratado para ejercer en el liceo de Ancud, quién deseaba alejarlo de la disipada bohemia santiaguina; la falta de recursos económicos e insuficiente alimentación que deterioraba su salud; considerando el reciente fallecimiento por tuberculosis de Romeo Murga, el querido y joven amigo de ambos; sumando su aflicción del amor no correspondido de Albertina Azócar, compañera de estudios y hermana de su amigo, inspiradora de parte de los versos de “Veinte Poemas de amor y una canción desesperada”, agregando aún que en su viaje a Chiloé, el poeta pasó a despedirse de su padre en Temuco, informándole de su retiro de los estudios de pedagogía, ante lo cual éste le suspendió todo el apoyo económico. Con estos conflictos en su alma Neruda arriba a la capital de Chiloé.

Carlos González Saldivia investiga durante años la vida del poeta y le sigue sus huellas en la isla, concluyendo en la escritura de una novela fascinante, fruto de su creatividad y paciente indagación en entrevistas a diversos testigos que le conocieron junto al “Chato” Azócar, alterando muchas veces la bucólica tranquilidad del ambiente pueblerino. “Llenamos de tabaco el archipiélago, fumábamos/ hasta tarde en el hotel Nilsson, y disparábamos/ ostras frescas hacia todos los puntos cardinales.”, escribió Neruda en unos versos de su Canto General.

Sin embargo, Carlos González, antes de escribir la novela, transmuta su conocimiento y emociones en otras expresiones artísticas. El año 2004, siendo Secretario de la Corporación Cultural de Ancud en el marco de la celebración del centenario del Poeta, estrena un valioso documental “Neruda: los días felices". Escribe el guion, dirige, compone e interpreta en guitarra su música y presenta al público ancuditano un audiovisual que aporta importantes antecedentes del Neruda joven.

Después, escribe y dirige su obra dramática “Ancud, Neruda en tu memoria”, llevada al escenario con gran éxito por la Compañía de Teatro Municipal de la ciudad, integrada por funcionarios del municipio junto a actores y actrices invitados, con quienes lleva al escenario también un buen número de otras creaciones. La obra “Ancud, Neruda en tu memoria” fue aplaudida y elogiada en distintos escenarios de la isla y en gira por otras ciudades del país, incluyendo Santiago.

Este variado trabajo creativo, sin duda preparó al autor para alcanzar la madurez y profundidad lograda en el relato de largo aliento, la claridad y riqueza en la narración, en los diálogos y situaciones imaginadas con esa capacidad maravillosa de dar vida a sus personajes, consiguiendo así una novela madura, coherente, veraz y convincente por su fluidez, naturalidad, hondura y calidad literaria.

Rubén Azócar acoge al poeta parralino en su sencilla habitación del Hotel Nielssen, con cariño de amigo o hermano, apoyándolo incluso en lo económico. Mientras él hace sus clases, Neruda se dedica a escribir y a recorrer la ciudad, hablar con sus habitantes, entre estos con el pescador Morruco que lo lleva a su humilde casa a comer ostras, cultivando una honda amistad con él y su mujer. El novelista incorpora a este personaje, quizás como un homenaje al noble y generoso Rubén Azócar, quien le da vida antes al Morruco en su única novela, “Gente de la Isla”, premiada en el Concurso de Novela de Editorial Zig-Zag, 1937 y Premio Municipal de Santiago, 1939.

Apenas Neruda desembarca en Ancud se fija en una jovencita de unos “profundos ojos verdes y cabellos rubios”. Más tarde la conoce e inicia una oculta relación amorosa con ella. El narrador, con gran acierto describe la ciudad de Ancud del año 1925, sus calles, el puerto, la plaza y su gente. Sin embargo, la secuencia magistralmente descrita es el viaje del poeta con su enamorada Alicia Koch en el famoso y legendario tren de trocha angosta que unía Ancud y Castro, trayecto que siempre para los pasajeros fue una increíble aventura. Pero, Neruda se entera que los padres de la jovencita le tienen ya elegido un buen partido matrimonial, desatándose luego el conflicto con un trágico desenlace.

El autor (Ancud.1953) estudió Pedagogía en la Escuela Normal y Universidad Austral sede Ancud. Enseña a niños muchos años. Fue Director Radio Estrella del Mar; Secretario Ejecutivo Corporación Cultural Municipal y dirigió la Cía. de Teatro Municipal; Ha escrito “Chiloé, pan para hoy”; “El Canto del Chucao”; y las otras ya nombradas. Crea el cuento “Mareas”, incluido en el libro “Hemisferios”, con una versión en Braille, México, U. de Guadalajara y U. Austral de Chile. Posee numerosas obras inéditas.

Felicitaciones a Carlos González Saldivia por esta admirable novela que enriquece el patrimonio cultural e histórico de Ancud.