• 19 de Abril

Sugeridos:


Camila Teutsch, ingeniera en recursos naturales PATAGUA;   y Rodrigo Eterovic, arquitecto PARQUE SUR, profundizan sobre el valor que le dan al territorio los espacios públicos y áreas verdes de la ciudad, y el  trabajo colaborativo que realizan con la comunidad.

Rodrigo ¿Qué valor le das al territorio donde emplazas los proyectos?

El territorio es el primer mandante del proyecto, y con esto no me refiero solo a su emplazamiento inmediato, sino que al territorio más vasto que lo contiene. Puede ser la comuna, la región, el país, su geografía, su cultura extendida en el tiempo, sus cualidades naturales de paisaje. El territorio es mucho más que el lugar físico. Son su idiosincrasia, sus formas culturales, tradiciones, el clima y como esto afecta las costumbres, el vivir, los ciclos naturales, las texturas, los olores y su historia.

 

Rodrigo ¿Cuál crees tú que es la esencia para que las ciudades funcionen?

Sin duda el espacio público y la conectividad. Estos dos elementos son los que sostienen algo mucho más grande, que es el encuentro entre las personas. Desde el punto de vista meramente urbanístico son las grandes rótulas por donde se ordena y jerarquizan las ciudades y centros poblados.

En cuanto a la conectividad, es vital contar con vías conectoras coherentes en todas las escalas: peatón, bicicleta, transporte público y automóvil. El transitar entre un espacio y otro, es espacio también. El diseño de los desplazamientos y su calidad.

Por otro lado, los espacios públicos generan ritmos, gradualidades, organizan alturas, densidades. Son el lugar de encuentro, es donde finalmente ocurren las cosas. La vida cívica, la bohemia, la participación ciudadana, el contraste de ideas, la vanguardia, el debate cotidiano de lo que nos afecta a todos como conjunto se genera ahí. Es donde pasamos del individuo al colectivo. Las ciudades que gozan de espacios públicos de calidad, usualmente cuentan con una ciudadanía más activa, puesto que el contraste de ideas por medio del simple encuentro de conocer al prójimo se hace más frecuente. Cuanto menos espacio público disponible (o menor calidad de éste), más aislados quedamos entre ciudadanos, limitando la posibilidad de crecer como sociedad.

 

Camila ¿Cuáles crees son los desafíos con relación a las áreas verdes y espacios públicos de Puerto Varas?

Siento que tenemos el desafío de ampliar la mirada. Salir un poco del enfoque tradicional para generar una estructura de parques interconectados, que permitan potenciar el contacto con la naturaleza, en el ámbito urbano. Hoy día tenemos espacios valiosos totalmente invisibilizados en la ciudad, sobre todo quebradas y humedales que no son solo lindos, sino que cumplen un rol funcional que valoramos poco.

Ahí tenemos una oportunidad enorme de recuperar esos espacios y transformarlos en áreas verdes accesibles para el disfrute de todos, que además permitan aportar en términos de control de inundaciones y depuración de las aguas que van a dar al lago Llanquihue. Es lindo ver cómo estos espacios residuales de la ciudad pueden pasar del deterioro a convertirse en lugares valiosos: parques urbanos, núcleos que nos permiten encontrarnos con otros, disfrutar de experiencias positivas al aire libre y mejorar nuestra calidad de vida. En ese sentido, creo que la Municipalidad está dando una señal potente con el Plan Verde, y ya se están gestando experiencias piloto, como la de la Quebrada Honda en Puerto Chico, para poder mostrar ejemplos concretos de recuperación y puesta en valor de naturaleza urbana.

Cada una de las decisiones que se toman sobre el territorio tiene un impacto, que puede ser positivo o negativo, sobre la calidad de vida de sus habitantes. Por eso es tan importante involucrar activamente a la comunidad en el diseño y desarrollo del espacio público. A fin de cuentas, la ciudad es un proyecto colectivo, entonces esta demanda creciente por tener voz y ser parte de su co-construcción tiene mucho sentido. Esos procesos a veces pueden significar ir un poco más lento, pero enriquecen tanto el resultado que vale la pena el esfuerzo.

 

Por Tamara Rammsy, arquitecto integrante del equipo Proyecta Puerto Varas