• 19 de Abril

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El mundo que le tocará vivir a nuestros hijos(as) será profundamente diferente al que conocimos nosotros a su misma edad. Por lo tanto, al ejercer nuestro rol de padres, debemos prepararlos a ellos(as) para que desarrollen todas las habilidades necesarias para vivir y convivir en él.

En el momento actual que atraviesa nuestro país, producto de la llamada “contingencia social”, es relevante que los padres entendamos la importancia de educar las emociones de nuestros hijos(as). La educación emocional pretende hacer consciente de sus emociones a cada persona, con la finalidad de que esta sea más empática, escuche activamente al otro y finalmente, lo respete como un individuo legítimo. Hoy, esto es lo que nos hace falta: respetar al otro. Sin respeto por el otro, jamás tendremos una sana y tranquila convivencia social. Los padres somos los primeros educadores de los niños(as) y además, somos los que impactamos más fuertemente en su desarrollo y formación.

Como padres, debemos enfocar nuestro esfuerzo formativo en desarrollar en nuestros hijos(as), habilidades para “colocarse en el lugar del otro” y “sentir los sentimientos del otro”. De esta manera, se educa al niño(a) en el respeto por los demás. Debemos enseñarle a aceptar la diversidad y respetar el derecho de otros(as) a pensar, sentir y comportarse de manera diferente a la nuestra. Enseñarle a nuestros niños(as) que la diversidad es una característica de la naturaleza y tratar de que todos seamos iguales, es una utopía y un invento del hombre.

Cuando un niño(a) aprende y comprende desde pequeño(a) que debe respetar a los demás como le gustaría que lo respetaran a él, asume la diversidad como algo natural que no es ni bueno ni malo; sólo ES. Pero, es más fácil decirlo que hacerlo. Nosotros, los que ahora somos padres, fuimos educados en un sistema educativo que castigaba la diversidad y fomentaba el estereotipo de lo que era correcto y socialmente aceptado. Ser diferente, era un pecado mortal que se castigaba y reprimía de inmediato. Las emociones eran aspectos que debían ocultarse o enmascararse. La expresión de ellas era una muestra de debilidad. Entonces, no será fácil ni simple, porque debemos tratar de no repetir este modelo con nuestros hijos(as). Algunos simples consejos para aproximarnos al proceso de la educación emocional de nuestros hijos(as):

 

1.- Sea usted el primer ejemplo de respeto hacia los demás. Evite calificar peyorativamente o descalificar a otros(as).

2.- Demuestre su tolerancia ante situaciones que le desagradan o molestan.

3.- Cuando consulte a su hijo(a) por alguna situación puntual, pregunte por sus emociones más que por lo que ocurrió. ¿Cómo te sentiste? ó ¿Qué fue lo que sentiste?

4.- Siempre hable con su hijo(a) sobre lo que usted está sintiendo ante una situación determinada. Por ejemplo: “me siento triste y tengo pena por lo que hiciste”.

5.- Trate a través de preguntas, de que su hijo(a) sea capaz de identificar sus propios sentimientos y emociones.

6.- Estimule y premie a su hijo(a) cuando sea capaz de expresar lo que siente. Acostúmbrelo a decir lo que piensa y lo que siente.

Su hijo(a) será feliz, en la medida que usted le enseñe a respetar a los demás y a identificar y expresar sus emociones. En el mundo que le tocará vivir, sus oportunidades dependerán de ello.

 

Gonzalo De los Reyes Serrano

Magister en Educación; Coach en Parentalidad Positiva;

Director de la división Patagonia en la Fundación Innovación Educativa Chile