• 28 de Abril

Sugeridos:

El genio que todos llevamos dentro.

Dr. Franco Lotito Catino

Profesor del MBA de la UACh

 

“Todos somos genios. Pero si juzgas a un pez por su capacidad de trepar árboles, vivirá toda su vida pensando que es un ser inútil” (Albert Einstein, Premio Nobel de Física).


El Dr. William James, filósofo, psicólogo y ex profesor de la Universidad de Harvard, aseguraba que en comparación con lo que cada uno de nosotros debería ser, estamos “apenas medio despiertos”, ya que sólo utilizamos una pequeñísima parte de nuestro potencial en recursos físicos y mentales. Lo anterior, parece ser tan cierto, que hemos terminado por aceptar la premisa que los genios son criaturas llegadas desde otro planeta y que vienen dotados con unas cualidades innatas que los separan por lejos del resto de los mortales, cuál es el caso, de figuras extraordinarias de la historia como da Vinci, Mozart, Einstein, Hawking, etc.

Pareciera, entonces, que si nuestros genes no han sido bendecidos con un alto nivel de coeficiente intelectual, o bien, no disponemos de una serie de músculos más fuertes y poderosos que la media de la población, entonces no hay nada que podamos hacer para convertirnos en sujetos talentosos y geniales.

Pues bien, el conferencista y escritor de divulgación científica David Shenk, tuvo la osadía de escribir un libro que tituló “El genio que todos llevamos dentro”, con el sugerente subtítulo “Por qué todo lo que nos han contado sobre genética, talento y CI no es cierto”, donde lleva a cabo un cuestionamiento a esta suerte de “determinismo” tan extendido, entregando una serie de argumentos y pruebas que contradicen ciertas afirmaciones hechas por distintas personas en el transcurso de la historia.

A través de ejemplos tomados de la vida real, Shenk demuestra de qué manera los estímulos que llegan desde el ambiente, o bien, desde nuestro propio sistema nervioso, pueden activar y/o desactivar la influencia que ejercen los genes en el desarrollo de nuestro potencial, a tal punto, “que lo que define el talento, es la forma en cómo cada uno de nosotros gestiona la carga hereditaria recibida de los padres”, lo que debe sumarse “al tipo de relaciones que establecemos con el mundo, así como también el tiempo personal que estamos dispuestos a invertir en nosotros mismos”.

Incluso, un filósofo nihilista como Nietzsche –autor de la famosa frase “Dios ha muerto”–, quién adhiere a una corriente filosófica que sostiene que la vida carece de significado, propósito o valor intrínseco, aseguraba, que “el talento radicaba en el tiempo que las personas les dedicaban a su desarrollo”, así como las cientos de miles de horas que pasaban estos individuos puliendo sus habilidades.

Por lo tanto, aun cuando tengamos un conjunto de genes que favorecen ciertas habilidades, si no existe un medio ambiente favorable que estimule dicho conjunto de genes, así como también el esfuerzo, disciplina, fuerza de voluntad y la perseverancia personal necesarias para “pulirlas”, no servirán de mucho.

Por otra parte, aquellas personas que buscan el perfeccionamiento en cualquier tipo de actividad, pueden desarrollar habilidades y capacidades, simplemente, sorprendentes, lo que deja abierta para cada uno de nosotros, la posibilidad de sacar a flote el genio que llevamos dentro.