• 29 de Marzo

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Como definición, una empresa familiar es aquella en la cual el 50% de la propiedad pertenece a una familia o un grupo familiar. Se estima que en Chile hay 157.292 empresas familiares, cercano al 48% del total de empresas. Estas empresas constituyen cerca del 41% del total de empresas, aportando el mismo porcentaje al total de empleos en el país.

Este tipo de empresas poseen muchas ventajas, como el mayor grado de compromiso y dedicación con el negocio de sus participantes, el empresario arriesga de forma permanente su patrimonio y el futuro de su familia. Controlan mejor el gasto y reinvierten los beneficios para financiar el crecimiento de su empresa. Poseen una mejor orientación al mercado, tienen su propio estilo de como hacer las cosas. Tienen un mayor compromiso y vinculación con los clientes y con sus trabajadores y sobre todo un importante afán de superación y capacidad de progreso, resultado de la alta motivación del fundador.

No obstante, las empresas familiares no están ajenos a problemas y futuros conflictos, por lo que es fundamental saber afrontarlos con el objeto de proteger tanto la familia como la el negocio.

En la mayoría de los casos, los principales problemas se relacionan con la falta de separación entre empresa y familia, en muchas ocasiones no se eligen las personas con las capacidades más adecuadas para los diferentes cargos dentro de la empresa, sino que prima el afecto y el parentesco a la hora de elegir, lo mismo ocurre con los sueldos. Otro tema que puede causar algún tipo de conflicto, tiene relación con los choques generacionales, entre las ideas de los jóvenes integrantes con la de los fundadores que crearon la empresa. Y por último, en algunas ocasiones el mentor de la empresa familiar, no sabe delegar y acapara todas las áreas y problemas del día a día. En definitiva este tipo empresa puede no poseer una definición clara en los roles y puestos de trabajos.

Para prevenir y evitar los conflictos y problemas que se originan en la mayoría de las empresas familiares, en Austral Consulting sugerimos lo siguiente:

Realizar Juntas Familiares entre el fundador con los principales integrantes de la familia que participan en la empresa. Estas juntas tienen un carácter informativo y sirven para deliberar sobre los intereses que tiene la empresa, sobre los objetivos que pretende conseguir, así como la mejor manera para participar en la gestión de la misma.

Realizar Consejos Familiares periódicamente, y deberá existir un calendario fijado con fechas establecidas. El mentor de la empresa deberá realizar estas reuniones, cuyos principales objetivos son resolver aquellos problemas que se produzcan entre la familia y la empresa, dirigir y organizar la sucesión familiar, diseñar un protocolo familiar.

Realizar un Protocolo familiar: es un instrumento que regula las relaciones entre la propiedad y la gestión del negocio. Se trata de un acuerdo que recoge una serie de normas y códigos de conducta, a los que se someten todos los miembros de la familia de mutuo acuerdo y que, en cierto modo, permite profesionalizar la manera en la que éstos gestionan el negocio.

Establecer un plan sucesorio: hacerlo con suficiente antelación para superar un desafío tan importante, del que dependerá el futuro de la empresa.

Solicitar apoyo a una entidad externa que no tenga relación con la familia, una empresa Consultora que posea una amplia visión del mercado y experiencia en empresas familiares que pueda aportar a la toma de decisiones en las diferentes áreas del negocio, como finanzas, marketing y contabilidad, además, de poder expresar su opinión el funcionamiento familiar dentro de la empresa.

 

HUGO ACUÑA OYARZUN

Socio fundador y Consultor Senior – Austral Consulting S.p.A

Ingeniero Comercial, Universidad Austral, Valdivia, Chile.

MBA Emprendimiento & Empresas Familiares, EAE Business School, Barcelona, España.