• 13 de Septiembre

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Hospital de Puerto Varas

Por: Pablo Hübner


El Ministerio de Obras Públicas suspende contrato para construir 4 hospitales en Los Ríos y Los Lagos por hallazgos arqueológicos. Este fue uno de los tantos titulares que circularon en la prensa regional y nacional en relación con una noticia que genera desconcierto en la comunidad de Puerto Varas.

El justo anhelo de robustecer el sistema de salud local recibe, una vez más, una mala noticia. Las declaraciones por parte del alcalde de Puerto Varas son preocupantes. Se enteraron por la prensa. Fue una sorpresa. Nadie sabía y nadie lo vio venir. Ese es el nivel de coordinación. Los contratos entre los hospitales están más unidos que la coordinación entre quienes los promueven. Hace pocas semanas se celebraba que pronto el necesitado proyecto seguiría su camino. La suerte es que ahora nada se sabe. El anuncio de suspensión por seis meses tiene efectos. Suponer que servirá para mejorar el proyecto carga un optimismo que cuesta elevar. Lo probable es que en seis meses el proyecto cambie en los costos presupuestados. Tal vez habrá que evaluarlo otra vez. Tal vez serán más de seis meses. La incertidumbre es inevitable. El lema de que la salud es lo primero queda guardado en un cajón lleno de explicaciones que sirven para todo y que no hacen ni una diferencia. Seguir esperando es la suerte definitiva de lo provisorio.  

Si existe un proyecto que se ha demorado, así como se necesita con urgencia, es el del hospital de Puerto Varas. En este esfuerzo han participado diversas personas y agrupaciones, que han trabajado desde hace décadas en intentar conseguir algo tan necesario como un hospital para la comuna. Lamentablemente, en este tema, desde hace años se celebran los anuncios, pero no los resultados.

La hospitalidad y el hospital tienen una relación profunda que habla del tipo de sociedad en que vivimos. Tener que enfrentar un problema de salud, requerir ayuda, y no poder acceder, duele más que la enfermedad. Niños esperando, personas mayores esperando, filas que se prolongan. Horas que no llegan cuando se necesitan. La preocupación de los seres queridos se triza en la frustración. Equipos de trabajo, que llenos de voluntad, piden más apoyo, más recursos, más infraestructura, pero, siguen recibiendo explicaciones. El escenario es aún más complejo por el contexto actual. El proceso migratorio y la crisis de las Isapres generan que el sistema público de salud local tenga más exigencia que nunca.


La decisión a nivel central evidencia de que para este caso no existe la tan mencionada transferencia de poder hacia las regiones. Tampoco existe trabajo con las comunidades, desde el rol representativo de los municipios. Por el contrario, el municipio está fuera de esta determinación. Ni les avisaron, ni tienen más información sobre el tema. La decisión para Puerto Varas no involucra a Puerto Varas. Falta de respeto, se acusa desde el municipio.

Esta determinación a nivel central siembra incertidumbre para todos los otros proyectos. No queda claro cuándo puede pasar que el efecto dominó entre distintas obras y sus contratos vinculados determine la suerte de la comuna. La sorpresa pasa a ser una latencia.

Las razones en cuanto el rol de Monumentos Nacionales y los hallazgos de restos arqueológicos, tanto en Puerto Varas, como en otros hospitales del mismo paquete de inversión, merecen atención. La institucionalidad debería ofrecer plazos y procedimientos claros, para así, contener la inevitable incertidumbre. Ofrecer apenas declaraciones parciales en la prensa excava en las dudas. Todo esto podría ser más transparente.

Lo que ha pasado con el hospital en Puerto Varas es una señal de alerta. El centralismo sigue ejerciendo su mandato, que en efecto dominó, condiciona una vez más el anhelo compartido de lograr tener un sistema de salud mejor para la comunidad. La palabra inaceptable se repite entre las autoridades regionales, pero ni una palabra parece cambiará la suerte del hospital y su postergación.

En el último concejo municipal se aprobó realizar una declaración pública conjunta entre el alcalde y los concejales en rechazo a esta decisión, no sólo por lo que significa, sino por la manera en que se ejecuta. La señal de unidad que ofrece el concejo es una buena manera de enfrentar esta situación. No obstante, el escenario no es bueno. La paralización del hospital es un síntoma de algo mayor.

Por: Pablo Hübner