Dicen que la lectura es una actividad personal, silenciosa, individual; sin lugar a dudas que requiere concentración y dedicación, pero aseverar que es una tarea estrictamente íntima, me parece que no es tan cierto.
Somos seres esencialmente sociales, y actividades como la lectura se enriquecen cuando son compartidas. Prueba de ello es que, Los clubes de lectura han existido durante siglos, sirviendo como espacios donde los amantes de los libros pueden reunirse, discutir, y compartir sus experiencias literarias.
Cierto es que en la era digital pareciera que la conexión personal se ha visto mermada por la comodidad de las plataformas en línea, pero, la importancia de un club de lectura presencial, trasciende al sólo acto de leer. Estos grupos no sólo fomentan la exploración de diferentes obras, sino que también promueven el diálogo, el pensamiento crítico y la construcción de comunidades.
Un aspecto enriquecedor de participar en un club de lectura es el encuentro de una diversidad de perspectivas entre sus miembros. Cada uno trae consigo su bagaje cultural, experiencias de vida y puntos de vista únicos que enriquecen las discusiones sobre los libros. Además, a menudo se seleccionan obras de distintos géneros, autores y culturas, lo que amplía aún más el espectro de experiencias literarias compartidas.
Quienes participan en clubes lectores son desafiados a analizar y reflexionar sobre los temas, personajes, y tramas de las obras. Estas conversaciones fomentan el pensamiento crítico, ya que los lectores deben articular y defender sus interpretaciones, así como considerar y responder a las perspectivas de los demás, desarrollando habilidades analíticas que se pueden utilizar en otros aspectos de sus vidas.
Por otra parte, los clubes lectores fomentan la responsabilidad y la disciplina en la lectura, proporcionando a sus miembros la motivación y la estructura necesarias para explorar nuevos libros de manera regular. La anticipación de las reuniones del club y la responsabilidad de contribuir a las discusiones pueden ayudar a mantener el impulso de la lectura incluso cuando no se tenga mucho tiempo.
Por último, y no menos importante, los clubes lectores, generan un sentido de comunidad y pertenencia, ofreciendo una especie de refugio en un espacio seguro y acogedor donde las personas pueden conectarse cara a cara y compartir una pasión común por la lectura, pudiendo expresar sus ideas y sentimientos sobre los libros sin temor al juicio.