Tal como lo señalara el novelista francés, Albert Camus, ganador del Premio Nobel de Literatura, los “mitos tienden a tener más poder que la realidad”, algo que acontece más a menudo de lo que todos nosotros pensamos.
Tanto es así, que un estudio realizado en Estados Unidos, donde se entrevistó a más de 1.000 padres con hijos de entre los 12 y los 30 años viviendo con ellos, así como a más de 500 niños de otras familias, reveló una serie de declaraciones llamativas tales como: “Ser un padre o una madre cómplice de los hijos”, “Ser un padre compinche que deja hacer al niño todo lo que quiera”, “Llevar regalos a los hijos, porque a los padres se les ocurrió”, “Comprarle al niño todo lo que él desea”.
Si bien, estas declaraciones pareciera que surgieron de la mente afiebrada de un menor que sueña con imposibles, la radiografía obtenida del estudio indica que todos estos anhelos y deseos no son de los hijos, sino que… de los padres, lo cual, lleva, justamente, a derribar un mito en relación con los verdaderos deseos de los hijos(as).
¿Qué resultados entregaron las entrevistas a padres e hijos? Revisemos algunas de las respuestas:
- El 43% de los padres afirmó que deseaba ser el “mejor amigo(a)” o “compinche” de su hijo.
- El 40% de los padres estaría dispuesto a comprar a su hijo(a) cualquier cosa que pidieran, si tuvieran los medios suficientes para adquirir lo solicitado por sus hijos.
- El 73% de los padres señaló que la última compra hecha para sus hijos, fue algo que ellos pensaron que los niños habrían querido tener, pero que éstos nunca se lo habían pedido.
Lo más sorprendente, es lo que aconteció con los hijos:
- Tan sólo el 28% de los niños y adolescentes encuestados aseguró que él(ella) intentaría, a su vez, ser el “mejor amigo(a)” de sus propios hijos cuando los tuvieran.
- Sólo un 10% de los hijos señaló que ellos le comprarían a sus propios hijos todo lo que éstos desearan.
Las respuestas de los hijos dan por tierra con los mitos, ideas falsas y/o preconcebidas de los padres en relación con los supuestos deseos y anhelos de sus hijos. De ahí surgen también las falacias, es decir, aquellos argumentos que parecen válidos, pero que no lo son. Los estudios respecto de la idea de los padres de querer ser “el mejor amigo(a)” de sus hijos, demuestran que los resultados que se obtienen no son positivos. Peor aún: las “buenas intenciones” de los padres lo que logran, es tener, en realidad, un impacto negativo en los hijos.
El profesor Barnaby Lenon, con más de 30 años de experiencia como educador, maestro y autor de varios libros especializados, aseguró en uno de sus libros, que “los padres modernos le están causando mucho daño a sus hijos al tratar de ser sus mejores amigos”, ya que esa conducta conduce a una falta de límites, al no respeto de las reglas y normas sociales, la creación de pequeños dictadores y de “reyezuelos malcriados”, etc.