El 26 de agosto de 1942 se crea en Chile la Dirección de Enseñanza Técnico Profesional en nuestro sistema educativo, y por tal motivo, se considera el mes de agosto como el “Mes Técnico Profesional” abarcando los establecimientos de enseñanza media TP, los Centros de Formación Técnica y los Institutos Profesionales.

En la Región de Los Lagos (a 2023), existe una matrícula en enseñanza media de 56.905 estudiantes de los cuales el 33% corresponde a establecimientos TP. En la Educación Superior existen 44.272 estudiantes, de los cuales 23.840 son del subsistema Universitario y 20.432 del subsistema Técnico Profesional el cual representa el 46% de la matricula. Dicha cifra nos muestra que un porcentaje importante de estudiantes del área científico humanista continúa estudios superiores en Educación TP.

Es importante resaltar el valor y el rol que esta modalidad educativa desempeña en nuestra sociedad. La Educación Técnico-Profesional ha sido y sigue siendo una pieza fundamental en el desarrollo de Chile. Desde sus inicios, ha contribuido de manera significativa a la formación de profesionales capacitados, preparados para enfrentar los desafíos de un mundo en constante cambio. La ETP no solo forma técnicos y profesionales, sino que también forja ciudadanos responsables, comprometidos con el progreso y el bienestar de nuestra nación.

En un país como el nuestro, con una economía dinámica y en constante evolución, la Educación Técnico-Profesional se erige como un pilar esencial. Proporciona a las personas las herramientas y competencias necesarias para insertarse con éxito en el mercado laboral, adaptándose a las nuevas demandas de la industria y contribuyendo al crecimiento económico. Además, promueve la innovación y la creatividad, impulsando a nuestros estudiantes a desarrollar soluciones prácticas y eficientes para los problemas que enfrentamos como sociedad.

Quiero destacar el esfuerzo y dedicación de los docentes y profesionales de la educación. Son los arquitectos del futuro, quienes día a día inspiran y motivan a los estudiantes, brindándoles no solo conocimientos técnicos, sino también valores y principios éticos.

Por su parte, los estudiantes, están en un camino lleno de oportunidades. La Educación Técnico-Profesional les abre puertas a un mundo de posibilidades, donde pueden desarrollar su talento y pasión en diversas áreas. Ya sea en la tecnología, la ingeniería, la mecánica, la salud, la gastronomía, o cualquier otra disciplina, tienen la oportunidad de marcar la diferencia y dejar una huella positiva en nuestra sociedad.

No podemos hablar de la Educación Técnico-Profesional sin mencionar la importancia de la colaboración entre el sector educativo y el sector productivo. Esta alianza es crucial para garantizar que nuestros programas de formación estén alineados con las necesidades del mercado laboral. Juntos, podemos construir una educación más pertinente y de calidad, que prepare a nuestros jóvenes para los desafíos de hoy y futuros.