• 29 de Marzo

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Desde que se produjo la oleada feminista; en lo cotidiano estamos escuchando infinitos comentarios, análisis y discusiones al respecto, lo cual favorece la formación de juicio crítico, por cierto, bastante empobrecido en términos generales, por ende, más allá de si se está a favor o en contra del feminismo, el debate no solo nos induce a compartir saberes, también los crea.

EL 8 de marzo implica retomar esas discusiones, pues a través de ellas nos podemos observar como sociedad, con nuestros discursos y lo que subyace en ellos, así emergen en la cotidianeidad infinitas opiniones respecto del feminismo, desde aquellas que significan un despertar de conciencia, hasta las más resistentes que no quieren romper la comodidad en la cual se encontraban.

Desafiar las estructura en pro de la mejora de éstas, para beneficio de las mujeres, debe ser sin embargo, una constante, pues un patriarcado anquilosado no nos deja avanzar, desvirtuando las más de las veces nuestras luchas.

Así, aquellas opiniones que están en contra del feminismo arrastran argumentos que surgen de los profundos y arraigados micromachismos, presentes tanto en hombres como en mujeres, sumando además los miedos y resistencias ante cualquier cambio, de allí que siendo parte de un tipo de feminismo, cuestionar a otras corrientes también feministas, es sumarse a la mirada divisionista que al patriarcado le interesa resaltar; por ello debemos elevar nuestros debates, quedarse en lo básico es perder el objetivo central;  sea este 8 de marzo un espacio de aglutinación por el más y no por el menos, que divididas nos quieren, pues unidas seremos su desesperación.

 

Susana Gavilanes, Docente experta en género de UTEM