• 17 de Abril

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Los padres estamos constantemente formando y educando a nuestros hijos(as). Es una tarea de tiempo completo. Pero no pocas veces, nos preguntamos si el indicar a nuestro hijo(a) lo que es correcto o verdadero, es el método más efectivo para que nuestros ellos(as) aprendan. Podría ocurrir en algún momento, que no nos crean lo que les decimos.

El filósofo griego Sócrates desarrolló un método para enseñar a los jóvenes. Consistía en que a través de la propia reflexión ante una pregunta que se les formulaba, elaboraran sus propios argumentos y respuestas. Los padres también podemos recurrir a este método, para que nuestros hijos(as) elaboren por sí mismos las respuestas a ciertas problemáticas, sin sentir que nosotros a través de un “sermón”, los obligamos a aceptar nuestros argumentos como verdaderos. Para lograr esto, los padres debemos aprender a preguntar. Esta, será una herramienta clave si aprendemos a dominarla. Nuestras preguntas -bien formuladas- harán que nuestros hijos(as) vayan descubriendo su propio potencial y se vayan segurizando, para adoptar acciones que los enfoquen en el logro de sus objetivos y sueños. Pero formular buenas preguntas a nuestros hijos(as), para lograr estos objetivos, no es tarea fácil. Lo primero que debemos intentar es formular preguntas no sólo cuando enfrentemos una situación crítica. Lo ideal es desarrollar el hábito de siempre plantearles preguntas. Que sea algo cotidiano; una costumbre. Al formular preguntas, no sólo habrá crecimiento en nuestros hijos(as), también nosotros como padres, creceremos.

Los beneficios de esta práctica son concretos: permite mayor conciencia de sí mismo, aclara las ideas, define el problema que está aconteciendo y permite vislumbrar y construir la solución. Entonces, lo que debemos hacer es formular preguntas poderosas….preguntas que dejen reflexionando a nuestro hijo(a). El tipo de pregunta que formulemos, determinará el tipo de respuesta que recibiremos de parte de nuestro hijo(a). Por ejemplo: mi hijo(a) me cuenta de que se ha sacado una mala nota en el examen final de una asignatura. Nuestra reacción normal como padres sería recriminarlo por haber llegado a esta situación. Seguramente, le haremos preguntas como ¿qué fue lo que hiciste?, ¿cómo pudiste hacernos esto?...todo lo cual generará una defensa encarnizada de nuestro hijo(a) y aumentará nuestro enojo por la situación. Será un círculo vicioso donde sólo se genera energía negativa aumentando el conflicto. Nuestro hijo(a) no habrá aprendido nada que le permita avanzar y no repetir la situación.

Veamos la misma situación pero con otro tipo de reacción de nuestra parte. Trataremos de generar un espacio para que nuestro hijo(a) pueda reflexionar sobre lo ocurrido. Formulamos preguntas poderosas: ¿Cuál es tu responsabilidad en lo ocurrido?, ¿de qué manera lo ocurrido afecta a tu persona y lo que deseas ser?, ¿Qué aprendiste de esto?, ¿a qué te comprometes contigo mismo?, ¿Cuál será tu plan B?...debemos tener presente que nuestro objetivo con estas preguntas es que nuestro hijo(a) tome conciencia de lo ocurrido y aprenda de la situación. Esto le permitirá desarrollar nuevas estrategias para evitar la repetición de la misma situación.

Es importante para nosotros los padres saber si estamos formulando preguntas poderosas. Para ello, debemos responder estas preguntas: ¿provoco en mis hijos(as) mayor conciencia con las preguntas que hago?, ¿mis preguntas hacen que mi hijo(a) reaccione de manera inadecuada?, ¿mis preguntas apuntan a provocar un cambio conductual en mis hijos(as)?, ¿qué cambios debo realizar en mi forma de preguntar para que sean más efectivas?, ¿mis preguntas ayudan a mi hijo(a) a reflexionar y hacerse cargo de sus actos? Como en todas las situaciones de la vida, “la práctica hace al maestro”.

Al principio, mis preguntas serán muy simples y seguramente no lograrán del todo los objetivos que pretendo. Algunos consejos para formular preguntas poderosas:

1.- Deben ser cortas y precisas.

2.- Deben ser contextualizadas. De acuerdo a las características de la situación ocurrida.

3.- Deben crear un camino al futuro. Permiten al que la recibe, construir una situación futura diferente.

4.- Deben ser sinceras y abiertas. Su objetivo es comprender al otro.

La mejor herramienta que podemos heredar a nuestros hijos(as) es enseñarles a pensar y reflexionar.

 

Gonzalo De los Reyes Serrano

Magister en Educación; Coach en Parentalidad Positiva.