¿Alguna vez se ha preguntado qué es lo que sucede al interior de la mente de los niños cuando escriben, pintan y dibujan, como si fuera un juego? Pues bien, ese órgano llamado cerebro representa una verdadera maravilla del desarrollo humano, ya que cuando el niño realiza las actividades más arriba señaladas como si fueran un juego, el cerebro:
- Produce serotonina, un neurotransmisor que reduce la ansiedad y regula el estado de ánimo de las personas.
- Facilita la participación de la acetilcolina, otro neurotransmisor que favorece los estados de atención y memoria y, por ende, del aprendizaje significativo.
- Genera endorfinas y encefalinas, neurotransmisores que promueven en los seres humanos el estado de bienestar y la sensación de calma, reduciendo la tensión y propiciando el trabajo del tipo creativo.
Se ha demostrado que los niños pequeños son como esponjas que aprenden jugando y que absorben todo aquello que se les ponga por delante. Pero para ello, requieren de ciertas condiciones que no siempre se les entrega.
Un ejemplo claro, es el hecho que el tiempo promedio de atención sostenida de un niño pequeño oscila entre los 15 y los 20 minutos, en función de lo cual, lo ideal sería que las clases, por ejemplo, se dividieran en bloques de no más de 20 minutos, de modo tal, de permitir que los niños rindan al máximo de sus capacidades y que su profesor pueda estar en condiciones de volver a recuperar la atención de los menores. Importante al respecto de este punto, es lo siguiente: ¿cuántos niños tiene a su cargo la persona responsable de educarlos? Aquí un dato a tener en cuenta: el exitoso modelo Danés de educación exige la presencia de una parvularia a cargo de tres a cinco menores.
Ahora bien, el juego de los niños al “como si…” ellos fueran esto o lo otro, es la fórmula ideal con la que el docente camufla, por así decirlo, el aprendizaje a edades tempranas, donde el menor aprende por sí mismo y de manera espontánea, sin forzar el proceso de enseñanza-aprendizaje.
El cerebro nos depara, además, otra maravillosa sorpresa: las “neuronas espejo” (o neuronas especular), es decir, aquel sustrato cerebral que tiende de manera inconsciente a imitar a aquellos sujetos que tenemos ante nosotros y que se activa cuando la persona observa algún gesto, acción o actitud realizada por otro individuo, es decir, “conectamos” nuestras acciones y emociones con las de los demás. Esto es lo que nos permite comprender de mejor forma a quien tenemos frente a nosotros.