• 28 de Marzo

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Como es costumbre, en Semana Santa aumenta considerablemente el consumo de pescados y mariscos en la población, por lo que es necesario tener presente algunas consideraciones respecto a su formato de compra, almacenamiento y consumo.

Es importante tener claridad de la procedencia del pescado o marisco que se va a consumir, esto implica comprarlos en lugares autorizados y no en el comercio informal, ya que en este último no es posible verificar si se respetó la cadena de frío requerida para este tipo de alimento, que, debido a su composición, es muy delicada.

Su inadecuada manipulación puede provocar problemas de salud, como infecciones alimentarias producidas, por ejemplo, por la bacteria llamada Listeria, cuyos síntomas son principalmente: fiebre, dolor muscular, vómitos y náuseas, pudiendo en algunas personas complicarse el cuadro. En el caso de mariscos crudos, se puede adquirir el Vibrio Parahaemolyticus, que conduce al desarrollo de una gastroenteritis aguda.

Otro aspecto a considerar es la antelación con la cual se adquieren los productos. Es importante velar por su correcto almacenamiento, es decir, si su consumo es dentro de semanas, mantener en congelación, o bien si el consumo es pronto, mantener refrigerado la mayor cantidad de tiempo. Antes de guardarlos, sacar de su envase original y almacenar en algún recipiente limpio para no contaminar el alimento y los otros productos que se encuentran en el refrigerador o freezer. Respecto a la descongelación, esta se debe realizar con anticipación, es decir, lo óptimo es sacar el alimento desde el congelador hacia el refrigerador un día antes de su preparación y luego de esto cocinar.

Cabe destacar, que los pescados tienen un alto aporte nutricional, proteico y de ácidos grasos esenciales y un bajo aporte calórico, por lo que su consumo es muy beneficioso, siempre y cuando se preparen en el horno, al vapor o a la plancha. Ahora si comparamos las calorías entre un plato de pescado y uno de carne de similar gramaje, resulta que el primero aporta 168 calorías y el de carne 390 calorías.

Finalmente, la recomendación es aumentar el consumo de pescados a dos veces por semana, más aún cuando lo encontramos de forma abundante en nuestra zona, y no tan solo remitirlo a Semana Santa. Lo ideal, es preferir estos productos lo más natural posible, es decir, favorecer pescados frescos y no enlatados, recordando comerlos siempre cocidos.

Bianca Florio, Académica Escuela de Nutrición y Dietética Universidad de Las Américas