• 19 de Abril

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Señora Directora, escribí una columna que cuestiona el carácter histórico del acuerdo alcanzado a la hora de elaborar una nueva Constitución. Al respecto, me alegra saber que ésta tuvo impacto. Hace unos días el señor Hernán Mladinic publicó en este medio una posición en la que refutaba mi visión.

Ante esto, señalaré que la instalación del debate público es una de las tareas que ha de tener el mundo académico, razón por la que me alegra estar contribuyendo a dicho objetivo. En su escrito, el señor Mladinic me acusa de deshonestidad intelectual y de flojera intelectual a la hora de calificar el título de mi columna de opinión.

Sin entrar en la polémica, y siempre en la lógica de tributar con rigurosidad al debate, no cuestionaré las apreciaciones que recayeron sobre mi persona, sino las premisas que él estableció y por las cuales -supongo- sostiene su descalificación.

En primer lugar, he de señalar que el señor Mladinic se equivoca cuando establece que en el acuerdo participaron todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria. En este acuerdo no participó, por ejemplo, el Partido Comunista.

A su vez, el señor Mladinic señaló que la ley 20.840 "corrigió" el sistema binominal. Debo señalar, que quizás el señor Mladinic desconozca que el sistema binominal sigue vigente en dos regiones del país, condicionando el principio de unidad y de igualdad.

También olvida que el sistema electoral que tenemos, y que él describe en su columna, minimiza las posibilidades de los independientes a la hora de acceder al parlamento. De hecho, de los actuales 155 diputados, sólo 1 fue un candidato realmente independiente. Esto es así, ya que la conjugación de la ley establece que aquella persona que no tuviese adscripción partidista y que tuviese la aspiración de acceder al Congreso - y en aras de potenciar sus opciones- necesita ingresar a un pacto electoral, perdiendo -de facto- su independencia.

En lo particular, no soy un amigo de la encuestas, pero atendiendo que el señor Mladinic las utilizó -junto a otras fuentes- a la hora de validar el carácter histórico del acuerdo, he de recordarle a quien me refutó que las mismas fuentes (opiniones de analistas, medios de comunicación y encuestas) señalan la existencia de un importante y sistemático desprestigio de los partidos políticos; condición que no es producto del estallido social sino que da cuenta de una realidad que se evidencia hace años.

Así entonces, y al utilizar sus mismas fuentes, parecería que no es "miope" desconfiar del comportamiento de los partidos políticos a la hora de generar acuerdos.

Por último, y en la propia subjetividad de las Ciencias Sociales, el señor Mladinic ocupa de manera errada el concepto de "moralidad", ofreciendo una visión que ha sido superada hace años por la filosofía política.

Ante todo esto, y atendiendo a que el Presidente de la República y la mayor parte de la clase política, han reconocido que el estallido social les hizo despertar de un largo letargo que había condicionado la dignidad de las personas y que ya era hora de escuchar las reivindicaciones ciudadanas, es que resulta paradójico que la respuesta que mi contraparte expone se haga a partir de una premisa que desconoce el comportamiento instrumental que han tenido los partidos políticos y que ellos mismos han reconocido.

Pedro Díaz Polanco

Director de la Escuela de Administración Pública, Universidad Austral de Chile Sede Puerto Montt.