• 29 de Marzo

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Cuál fue la chispa que encendió la pradera de la actual crisis es inoficioso. Hay que ocuparse del estado en que se encontraba el pasto y conseguir que reverdezca. La pradera nacional estaba yerma y la causa de esa sequedad que permitió el incendio la hemos confirmado en un ejercicio que empezamos el 4 de noviembre pasado, Techo, Fondo Esperanza y Hogar de Cristo: diálogos con las personas más pobres y excluidas en los territorios, a las que habitualmente nadie escucha.

A fines de marzo, habremos recogido los sentimientos, diagnósticos, urgencias y propuestas de solución de unas 30 mil personas en estos llamados Círculos Territoriales, y pondremos en manos de las autoridades un informe sistematizado con ese material.

En un gran porcentaje los participantes son mujeres, pequeñas emprendedoras, socias de Fondo Esperanza, pero además habitantes de campamentos vinculados a Techo y representantes de la amplia diversidad que atiende Hogar de Cristo a lo largo de Chile: jóvenes excluidos del sistema escolar, adultos mayores en abandono, hombres y mujeres en situación de calle, entre otros. Todos han coincidido en afirmar que la sequedad de la pradera nacional tiene una única explicación: la desigualdad, no sólo económica, sino de trato.

Al iniciar estos diálogos en los territorios, identificamos tres A: abandono, abuso y angustia. Ahora, después de escuchar a tantos chilenos marginados en razón de un sistema que los excluye, rescatamos otra trilogía, las tres D: diálogo, dignidad y democracia. Estas tres palabras resumen lo que a juicio de los más vulnerables se requiere para superar la crisis: empezar a oírse y dialogar, reconocer la dignidad de todos y fortalecer nuestra debilitada democracia.

 

Juan Cristóbal Romero, director ejecutivo de Hogar de Cristo