• 20 de Abril

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Violencia Intrafamiliar y brechas de denuncia

Por Camila Trujillo, investigadora del Fondo de Género, Economía y Políticas Públicas del Instituto Milenio MIPP; y Damian Clarke, profesor Asociado de la Facultad de Economía y Negocios de la Unive...

  • Por Camila Trujillo, investigadora del Fondo de Género, Economía y Políticas Públicas del Instituto Milenio MIPP; y Damian Clarke, profesor Asociado de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile e investigador del Instituto Milenio MIPP.        

La violencia intrafamiliar se reconoce como una violación a los derechos humanos, y, por ende, como un problema de Estado, el cual se debe enfrentar a nivel de prevención, atención, investigación y sanción. Cifras recientes de la Encuesta de Violencia Intrafamiliar contra la Mujer (ENVIF) sugieren que casi el 25% de las mujeres chilenas entre las edades de 18 a 64 años reportan haber sufrido de algún tipo de violencia intrafamiliar durante el último año, y 4% de la población reporta específicamente haber sufrido de violencia física. Sin embargo, solo 1 de cada 5 víctimas de violencia intrafamiliar denuncia este hecho. Cuando la violencia intrafamiliar sucede en una relación, es, a menudo, un fenómeno recurrente. Por esta razón, es importante promover canales de denuncia seguros y efectivos para personas que sufren de violencia, con el fin de interrumpir ciclos recurrentes de violencia en el hogar. 

 

Existen muchas preocupaciones que dificultan la denuncia en casos de violencia intrafamiliar. Entre otras, las personas que sufren violencia tienen temor a denunciar por miedo a represalias de parte del agresor.  A pesar de esto, evidencia reciente del estudio “Deterrence or Backlash? Arrests and the Dynamics of Domestic Violence” sugiere que cuando se realiza una denuncia por violencia intrafamiliar y los victimarios del crimen son formalizados, esto trae una caída drástica en los índices de violencia.

 

Las cifras en Chile sugieren que queda mucho camino por recorrer para cerrar las brechas que existen entre las tasas de incidencia de violencia y las tasas de denuncia. De acuerdo a la ENVIF, que es una encuesta que se repite cada ciertos años en Chile, desde 2012 a la fecha la prevalencia de violencia en el hogar se ha mantenido constante, o incluso ha aumentado.  Sin embargo, las cifras de denuncia han caído levemente. En el caso de las mujeres víctimas de violencia física, en 2012, 36% de ellas denunció este delito, mientras que en 2020 (el periodo pre-pandemia), esta cifra baja al 29%. Y en las denuncias de violencia psicológica y sexual, solo un 19% de las mujeres víctimas reporta haber denunciado este hecho.

¿Qué explica esta baja tasa de denuncia?  En una encuesta reciente de 2022, 14% de las mujeres que había sufrido de violencia física indicaron que no reportaron porque no creían que denunciar serviría de algo, o que había denunciado antes y no pasó nada. Y un 8% indica que no denunciaron porque no sabían que podían denunciar este crimen. En total, casi la mitad de los casos que no fueron denunciados se debían a que la persona no se sentía segura para denunciar, o porque sentía que denunciar no iba a servir.

Esto apunta a la urgente necesidad de invertir en mecanismos y canales para recibir este tipo de denuncias, sobre todo en la credibilidad y eficacia del sistema judicial, ya que muchas causas de violencia intrafamiliar se archivan o tramitan prolongadamente sin otorgar una respuesta a tiempo. Otro punto es la importancia de generar un consenso a nivel de sociedad en la legitimidad y relevancia de denunciar hechos de violencia, ya que muchas de estas conductas son naturalizadas tanto por las víctimas como por los agresores. Esto se observa en que un 18% de las víctimas de violencia física del último año no denunció porque no lo consideró algo serio.

Hay evidencia de algunas políticas que han tenido éxito en otros países, como comisarías y líneas de denuncia formal atendidas por policías mujeres y capacitaciones al personal encargado de recibir e investigar este tipo de delitos. Sin embargo, existe consenso internacional que para poder erradicar este tipo de crímenes se necesitan esfuerzos colectivos, que van desde el compromiso de las autoridades y la ciudadanía hasta el mejoramiento del sistema judicial.