• 20 de Abril

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Esta expresión la hemos escuchado en muchas oportunidades al visitar un restaurante. Todos piensan que este plato ya típico de la cocina chilena es inventado por chilenos, y no es así.  El Bife a lo Pobre curiosamente tiene su origen en la cocina francesa. 

Esto comienza con la inmigración de franceses que se produjo en el siglo antepasado, llegando a distintas ciudades del país. Algunos se quedaron en la Capital haciendo delicias a los santiaguinos con sus finos platos.

El francés que logró más éxito fue Francois Gage, quien instaló un restaurante en la calle Huérfanos entre Bandera y Ahumada, permaneciendo como el centro de la bohemia santiaguina. Era el restaurante obligado de los viajeros que visitaban la capital y de los propios santiaguinos. Este simpático francés apodado Papa Gage, de gran adaptación a las costumbres de los chilenos, les enseñó a comer foi-gras, inventó los erizos en cajón de pan frito, los riñones a la brocheta y muchos otros platos. Pero el de mayor impacto fue el Bife a lo Pobre que rápidamente llegó a los centros más populares. Mercado Municipal, Mercado Matadero. La fama de este plato no llegó hasta ahí, fue difundido en los coches comedores de los trenes logrando introducirse en gran parte del país.

La versión francesa del Bife a lo Pobre corresponde a la línea de los platos improvisados y le hace honor al nombre de pobre ya que se prepara con un tipo de carne no definida, o más bien de lo que se iba quedando en la cocina, más cebollas, huevo y papas fritas. Es un plato para salir del paso y, normalmente, en los grandes restaurantes se les destinaba al personal.

Entonces Gage sin haber sido en inventor absoluto del Bife a lo Pobre, fue el que adaptó un plato a las exigencias del momento y en esos tiempos la buena mesa imponía consumir filete o lomo que es la forma tradicional de prepararlo.

Con todo esto, nadie podría criticarnos si en el más fino restaurante francés, ordenamos, “A mí….un Bife a lo Pobre”.