• 04 de Mayo

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Año Nuevo: Fuegos y artificiales

Por Antonio Horn

Concejal de Puerto Varas


Hoy pronto estamos ad portas de una celebración de año nuevo junto a nuestros seres queridos en nuestra hermosa comuna de Puerto Varas. Un evento esperado por todos los vecinos, que permite tener lindas portadas, fotografías y deleitar a nuestros niños con actividades que quedarán plasmadas en sus conciencias por toda su vida y su adultez.

Como olvidar los abrazos de año nuevo a la orilla de la costanera caminando y encontrando a muchas familias locales, familias del comercio o apoderados de otros cursos que se iban saludando a medida que cada uno buscaba el mejor puesto para poder observar de la forma más cómoda el show pirotécnico tan esperado por nuestros vecinos y que turistas que con meses de antelación tenían reservas hechas en nuestros hoteles y nuestras cabañas.

Hoy la figura es otra. Nuestros vecinos están planificando pasar los años nuevos fuera de nuestra comuna, por falta de actividades, se perdieron las tradiciones y quizás estos últimos años muchos niños de Puerto Varas no tendrán esos recuerdos que sí tuvimos muchos en nuestra infancia.

Cabe destacar que la eliminación de los fuegos artificiales se justifica a través de cómo estos afectan a nuestros niños con TEA (Trastorno de Espectro Autista) y las mascotas del hogar.

Las razones son justificables hasta cierto punto, no obstante, ¿desaparecieron los fuegos artificiales de nuestra comuna? La respuesta es un rotundo NO. La única diferencia que hemos tenido es que de ser un show pirotécnico familiar hoy se convirtió en un show de opulencia relacionado a delincuentes.

Esta cultura de la impunidad ha llegado al punto de que existe un show pirotécnico particular en Puerto Chico estos últimos años, que destruye todas las buenas intenciones de esta administración.

Pasamos de un espectáculo seguro y familiar a orillas del lago, a un espectáculo inseguro que remarca y destaca la grave situación por la cual pasan nuestros vecinos.

Hay que entender el nivel de descuido en el que estamos inmersos y reflexionar en este 2024, si las buenas intenciones son suficientes para garantizar gobernabilidad, o estamos sin timón y a la deriva.