• 18 de Mayo

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Cinco conductas infantiles problemáticas

Por Dr. Franco Lotito Catino

Profesor del MBA de la UACh


Muchos adultos piensan que los niños de menos de cinco a seis años viven en una suerte de limbo, donde todas sus conductas responden a “la inocencia infantil”. Sin embargo, en este período aparecen ciertas conductas que, si son consideradas “inofensivas”, generarán graves problemas al no ser enfrentadas a tiempo y con un cierto grado de firmeza.

Los expertos explican que el hecho de justificar a los hijos pensando que su conducta responde sólo a una etapa de su desarrollo infantil, es una forma ingenua de ocultar el problema. Por oposición a esta postura, la recomendación de los expertos es enseñarles a los niños la forma correcta de comportarse a través de juegos y rutinas cotidianas.

La revista  norteamericana “Parents” (Padres) identificó cinco conductas infantiles que los padres deben frenar antes de que se conviertan en un verdadero dolor de cabeza. La primera de estas conductas a la que hay que poner freno, es la de contestar violentamente, ya que pensar que los niños contestan de esa forma sólo porque están pasando por una etapa, lleva a legitimar este tipo de conductas. Los padres deben dejar muy claro que este comportamiento no es aceptable y que de repetirse tendrá una sanción.

La segunda conducta a evitar es cuando los padres permiten a sus hijos interrumpir las conversaciones, ya que con ello están enviando una mala señal: no se les está enseñando a tener consideración con los demás. Los niños deben aprender a pedir la palabra y esperar su turno.

Jugar de manera violenta: es común que los menores agredan y luego, para disculparse, enmascaren esa agresión como parte del juego. Al respecto, hay que explicar a los hijos que agredir y herir a otras personas es algo que no está permitido.

Mentir o exagerar la verdad es muy peligroso, especialmente, cuando la fantasía en la que vive el niño se hace más grande que la realidad. La recomendación es acercarse a los hijos para saber por qué razón necesitan mentir o inventar una realidad distinta a la propia.

El pretender que no escuchan: la ley del hielo es utilizada por los menores cuando algo les molesta, o bien, para agraviar a los papás. Si los padres lo permiten, lo que hacen es fomentar conductas desafiantes y controladoras.

Los niños deben aprender a respetar y obedecer a sus papás, por cuanto, en un hogar que funciona bien, los padres representan la autoridad máxima y son los llamados a establecer ciertas normas y principios que ayudan a los hijos a organizar y ordenar su conducta, al mismo tiempo que respetar las reglas establecidas.

Los especialistas en este tema entregan, asimismo, una serie de datos útiles para que los padres puedan enfrentar de buena manera este tipo de conductas.

Revisemos alguna de ellas: (a) explorar y buscar las causas y/o razones que puedan explicar la conducta de los hijos, (b) las sanciones que impongan los padres deben estar ligadas a conductas concretas, de modo tal, que el menor sepa por qué razón está siendo castigado y entienda lo que puede esperar de parte de sus padres si mantiene conductas erradas, (c) antes de castigar, los padres deben asegurarse que los hijos hayan comprendido de manera clara que han hecho algo inapropiado y reprochable, (d) los padres no deben exponerse a juegos de poder inútiles: no hay que intentar medir quién o cuál de las partes tiene más poder, ya que esa no es la forma correcta de guiar a los niños.