• 07 de Julio

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[OPINIÓN] Crisis valórica en Chile, un problema, una oportunidad

Por Camila Jordán, candidata a CORE por la provincia de Llanquihue.


El estallido social marcó un punto de inflexión en la historia reciente de nuestro país, revelando profundas desigualdades y tensiones acumuladas durante años. Esta crisis no solo fue económica y política, sino también valórica, afectando todo el tejido social y moral del país.

La violencia y el caos que acompañaron las protestas dejaron una huella profunda en la sociedad chilena. Familias, comunidades y relaciones laborales se vieron afectadas, generando desconfianza y aislamiento. Este quiebre anímico nos ha llevado a reflexionar de manera colectiva sobre los valores que nos definen como sociedad.

Uno de los pilares fundamentales que debemos rescatar es el respeto. El respeto por el otro, por las diferencias, por la diversidad de opiniones. Este valor es la base de cualquier convivencia pacífica y debe ser promovido desde la educación, la política y los medios de comunicación. Respetarnos uno a otro es el primer paso para reconstruir la confianza perdida.

La empatía, esa capacidad de ponerse en el lugar del otro, es esencial para sanar las heridas. La empatía nos permite comprender las dificultades de las personas, fomentando la solidaridad y el apoyo mutuo. Es un valor que debe ser cultivado en todos los ámbitos, desde las escuelas hasta los lugares de trabajo.

El trabajo en equipo es esencial también para enfrentar los desafíos que se avecinan. La colaboración y la unión de esfuerzos nos permitirán construir un futuro mejor. Esto implica dejar de lado las diferencias y enfocarnos en objetivos comunes que beneficien a toda la comunidad. El espíritu de colaboración debe ser impulsado en el ámbito público como en el privado de manera sostenida.

La crisis valórica por la que atraviesa Chile es una oportunidad para reflexionar y renovarnos como sociedad. Volver a poner en valor el respeto, la empatía y el trabajo en equipo es esencial para superar las divisiones y construir un futuro más justo y equitativo. Es un camino desafiante, pero indispensable para el bienestar y progreso de nuestra región y el país.

Rescatemos y celebremos estos valores, y construyamos juntos una región y un Chile más unido y solidario.