En los tiempos que corren, donde la violencia y la agresividad se adueñan del horizonte, la sociedad aprecia y valora el hecho de que una persona muestre rasgos de generosidad, gestos de bondad, capacidad de auto-sacrificio, compromiso con los demás, etc., ya que se trata de grandes valores y virtudes que nos benefician a todos.
Sin embargo, cuando estos valores, virtudes y actitudes no van acompañadas de un adecuado desarrollo del amor propio y de una sana autoestima, pueden terminar en una forma perjudicial de relacionarse con los demás y, lo que no es menor, con uno mismo, ya que esta persona podría llegar a sentirse responsable por el bienestar de la gente que está en su entorno, y el acto de perseguir un ideal de perfección que no resulta factible lograr, podría desembocar en el “síndrome de la niña buena”.
Al respecto de este síndrome –conocido también como “síndrome de sobreadaptación”– es preciso destacar que no se trata de una enfermedad o de un trastorno propiamente tal, sino que de un perfil o patrón de comportamiento que muestran algunas personas que puede generar una serie de problemas y dificultades, justamente, en aquellos individuos que lo sufren.
Este síndrome afecta, mayoritariamente, a las mujeres, quienes presentan una “necesidad de complacer los deseos de quienes están en su entorno” –por encima de las propias necesidades–, además de ser personas con un “alto nivel de autoexigencia”. Es decir, son individuos que se posponen a sí mismos en beneficio de los demás, con resultados que terminan siendo poco saludables e insatisfactorios.
En relación con esta forma de ser, se advierte que existe una falta de carácter y de asertividad personal, condición que hace mucho más fácil el hecho que estas personas adopten una conducta pasiva y sumisa ante los demás. Quienes padecen este síndrome tienden a ser muy complacientes, amables, obedientes y gentiles con los demás, al mismo tiempo que muestran grandes dificultades para expresar las emociones que experimentan en su interior, así como la incapacidad para fijar límites.
Este tipo de comportamiento lleva a las personas, inexorablemente, a experimentar sentimientos de vacío, a sufrir una desconexión con sus propios deseos internos y un alto nivel de frustración. Algunos de los principales aspectos que caracterizan al “síndrome de niña buena” o de “sobreadaptación”, son los siguientes:
- Falta de asertividad personal e incapacidad para decir “¡No!”: existe un alto grado de dificultad para establecer límites, en función de lo cual, priorizan el complacer a los demás, con la finalidad de no “decepcionar” a las personas de su entorno cercano o de correr el riesgo de ser rechazadas.
- Tendencia a reprimir las emociones: existe temor a generar conflictos, y con ello, herir o incomodar a otros, a raíz de lo cual, reprimen su enojo y molestia. A lo anterior se suma su necesidad de mantener la imagen de “buenas personas”, lo que les dificulta el confrontar a los demás y luchar por sus propias necesidades y derechos.
- Experimentan una sobrecarga emocional: creen que las emociones que sienten los demás son de su responsabilidad, al mismo tiempo que necesitan de la aprobación externa, dada su necesidad de agradar, ser aceptadas y queridas por los demás.