Vas a buscar el auto que dejaste estacionado en el centro, cerca de la estación de trenes, cerca de Imperial. Se acerca la persona que cobra. Te dice, “no alcancé a marcarle, sería sólo una propina”. Lo dice como un favor, una cortesía, incluso, como un tierno descuido que le puede pasar a cualquiera. Pero no lo es. Quien acepta el acuerdo de la propina, con lo que se ahorra, financia y promueve una conducta que no está bien. La idea es que el sistema funcione. Parece un detalle, cosas que pasan, pero, también, da cuenta de un problema mayor.
Así lo manifiestan desde hace semanas los trabajadores de parquímetros. Problemas con el pago de imposiciones, acceso a baños, relación con los turnos, entre otros puntos que se consideran en las demandas. Más allá de las conversaciones, el paro se prolonga, generando estragos en la operación, que sigue intentando prestar el servicio, pero con una cobertura disminuida, exigida y confundida.
Durante la sesión del último concejo el alcalde lee en voz alta un lienzo de manifestantes que decía: el municipio no nos escucha. Ante esto, el alcalde dice que sí, que sí escucha, reconoce los problemas, empatizando con los trabajadores de parquímetros. Se anuncian multas, junto a una profunda revisión de cumplimiento de lo pactado. Además, se menciona la opción de crear una mesa de trabajo con los concejales. Todo indica que la negociación está en un punto muerto y habrá que buscar medidas que logren un resultado distinto.
Lamentablemente, nada nuevo. La historia de los estacionamientos de Puerto Varas es larga y recuerda problemas con la operación anterior, meses sin servicio, y una gran suma de experiencias que parecen decir, la comuna no logra tener un eficiente control y manejo de los estacionamientos. La promesa de un sistema moderno, con demarcaciones frecuentes y una aplicación para revisar dónde hay lugar disponible, parece desvanecerse en problemas administrativos.
El mejor resguardo para los trabajadores de parquímetros era cautelar que lo pactado se cumpliera. Y en caso de que no se esté cumpliendo, que la exigencia para restablecer lo conversado sea con el sentido de urgencia que merece. En lo simple: si alguien va a un restaurante y pide pollo con ensalada y papas, pero solo llegan las papas, ¿cuánto tarda en reclamar?
¿Por qué la fiscalización del cumplimiento de este contrato, y en particular su relación con los trabajadores no logró anticiparse a este punto? ¿Las multas llegan tarde? ¿Lograrán las multas solucionar el problema?
El rol del municipio es defender el patrimonio público. Los estacionamientos son de todos. El hecho de que los trabajadores estén movilizados es también porque sus demandas no se atendieron a tiempo, ni con la fuerza que se debió haber hecho. La situación es compleja y sensible, eso es evidente. El rol mediador no está logrando su cometido. La posición mandante, la participación fiscalizadora, tampoco.
Una vez más son los vecinos quienes deben aceptar, no sólo las sucesivas deficiencias en el sistema, sino, además, el derroche de la oportunidad que podrían representar los estacionamientos para Puerto Varas, tanto por el orden, la recaudación y el aporte a la seguridad, una de las principales prioridades de la comuna. Mientras, vas caminando a buscar tu auto. Nuevamente te dicen que no te marcaron. Que sería sólo la propina, la misma que te recuerda que el sistema no está funcionando bien.