Hablar de alcohol y otras drogas no es fácil, menos aun cuando se trata de un consumo problemático que afecta a personas cercanas, a nuestra familia, el barrio donde vivimos, en definitiva, es más difícil cuando se trata de nuestro entorno. A pesar de los avances en políticas públicas y del trabajo permanente que realizamos en conjunto con múltiples actores, aún persisten el estigma, la desinformación y, en muchos casos, la indiferencia.
Hoy, en la Región de Los Lagos, más de 1.600 personas (de diferentes comunas, edades y estratos socioeconómicos) están en tratamiento por consumo problemático de alcohol y otras drogas, en centros de tratamiento públicos y privados financiados por SENDA. Detrás de cada una de ellas hay historias de dificultades y dolores, pero también son historias de recuperación, de vidas que se reconstruyen y con ello sus familias y su entorno.
Lo primero que debemos entender —y repetir hasta que cale en la conciencia social— es que nadie quiere vivir una adicción. Nadie despierta un día y decide perder a su familia, su salud o su trabajo, que son consecuencias inherentes al consumo problemático de alcohol y otras drogas. Las adicciones no son decisiones personales aisladas: son síntomas de contextos, muchas veces marcados por la vulnerabilidad, la exclusión social, la violencia o el abandono.
Esto es tan importante como comprender que nadie se recupera solo. El camino hacia la recuperación es largo y complejo. Requiere apoyo terapéutico, contención emocional, redes comunitarias y familiares, oportunidades laborales, acceso a la educación y, por sobre todo, una sociedad que no mire con desconfianza e indiferencia a quien padece una adicción, sino que, por el contrario, una sociedad que se anticipa y se coordina para apoyar.
Desde SENDA entendemos el consumo problemático como un problema de salud pública, y lo abordamos desde un enfoque integral, intersectorial y con perspectiva de derechos. Castigar, excluir o marginar a las personas que consumen solo profundiza una crisis social que nadie quiere. Apostar por la prevención, el tratamiento, la reinserción y la inclusión es lo único que transforma vidas.
En los 32 centros de tratamiento de la región, que conforman una comprometida red de atención, podemos decir con certeza que sí, la recuperación es posible. Lo vemos todos los días. Personas que han pasado años en situación de consumo, que han vivido experiencias límite, hoy están reconstruyendo sus vidas, retomando vínculos familiares, terminando sus estudios, encontrando trabajo o incluso acompañando a otros en sus procesos. Cada una de esas historias es una muestra concreta de que, con apoyo, con acceso a tratamiento, con respeto y sin estigma, sí se puede salir adelante. Hoy, son más de 240 profesionales los profesionales que integran la red de tratamiento que se brinda desde SENDA Los Lagos, de manera gratuita, en modalidad ambulatoria y residencial, incluyendo dispositivos para población de todas las edades. En todas esas historias de personas que se rehabilitan sabemos que el camino de la recuperación se inicia en la conversación honesta, con empatía y sin juzgar, que es necesario tener en nuestras casas, en los colegios, en los barrios y en el trabajo.
Porque todos y todas podemos hacer algo para apoyar la recuperación de alguien. Porque cada historia de tratamiento exitoso es una victoria colectiva. Y porque, en definitiva, nadie merece ser definido por sus caídas, sino por su capacidad de volver a levantarse.