• 28 de Marzo

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Desde marzo del 2020 que la vida se circunscribe a la situación límite de la pandemia. La realidad con mascarilla, la tensión en las orejas por los elásticos que, como cuerdas, contienen las palabras que rebotan en la tela. La nariz intenta asomarse, sabe que no debe, pero quiere salir, y así, los meses pasaron entre el olfato de la incertidumbre y la confianza. Problemas y cambios. Procesos y adaptaciones. Bienvenidas y despedidas.

Ya en más de la mitad del 2021 parece que cada vez falta menos para volver a la nueva normalidad, que probablemente, será más nueva que normal. El Estado de Emergencia y el toque de queda sigue, pero más corto, como si fuera lo último. Se ve la luz al final de un túnel largo y con demasiadas curvas. Pronto llega septiembre, la primavera, el cambio de hora, los días largos y los colores de las flores. Corre esa brisa sensación de que hay que aprovechar cada momento como un todo, un siempre, al menos mientras dure.

La reactivación de la economía es parte del proceso. El turismo empieza a revertir sus peores meses. Aumentan las reservas en los hoteles y los restaurantes tienen sus mesas ocupadas. Se ven más personas paseando por las calles. Mientras, los últimos días de lluvia han sido bondad en el pronóstico del verano seco y la temida sequía. Hace pocas semanas el gobernador regional Patricio Vallespín decretó emergencia climática en la región de Los Lagos. La medida, inédita para la región, comparte determinación con el informe del IPCC, más de 200 expertos de todo el mundo, con evidencia científica, declarando el estado de catástrofe que sufre el planeta. La situación es real, es grave, requiere perspectiva y trabajo articulado. La región de los Lagos no está libre de estos desafíos.

Los programas de trabajo de mediano y largo plazo, como el PTI Ruta de los Parques de la Patagonia y el PTI Destino Creativo Cuenca Lago Llanquihue, son esfuerzos que comparten la inquietud esencial tanto de defender como de promover el patrimonio natural y cultural. Ambos programas tienen la coherencia de ver la economía vinculada a la protección, promoción y defensa del medio ambiente. Además, ambos programas tienen a Puerto Varas como integrante. La comuna es la puerta de entrada de la Ruta de los Parques de la Patagonia y es parte de la cuenca del lago Llanquihue en su recorrido como destino creativo, ofreciendo toda su capacidad desde la cocina, las artes visuales, audiovisuales, la música, entre otros reflejos vivos de la cultura local.

Estos programas de articulación entre el mundo público y privado tienen oportunidades y obligaciones para los integrantes. Asumen un compromiso desde su propia identidad y la honesta proyección de su imagen. Más que una postal bonita de paisaje y cómodos servicios es un reflejo de residencia en toda su profundidad. La reacción desde el Concejo Municipal de Puerto Varas ante el corte de los árboles en la avenida Gramado es una señal consistente en esta dirección. Esta voz de alerta es también una señal ante un escenario adverso, en que las regulaciones muchas veces no acompañan los nuevos desafíos. Con todo, la intención de coordinación y trabajo conjunto necesita más voluntad que normativa. No se trata de si había que cortar ese par de árboles, por viejos, peligrosos, o lo que sea. Más tiene que ver con la manera en que se hacen las cosas, tan entre la atribución y la arbitrariedad. La explicación escudo desde la suficiencia legal pone un piso muy bajo ante la responsabilidad que tienen todos los actores de trabajar de manera articulada y dialogante.

La reactivación económica en la nueva normalidad sólo será posible respetando el patrimonio natural y cultural que le da identidad a la zona. Más que un discurso, un compromiso que debe extenderse a todas las actividades productivas de la región, con mayor actitud que apenas cumplir la cansada normativa y su escamosa suficiencia.

Por: Pablo Hübner