• 26 de Abril

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Señora Directora:

Lamento profundamente que un lector de mi columna “Abandono, abuso y angustia” considere y titule como “Fake News” mi afirmación sobre la flagrante desigualdad de Chile. Si ese aserto, que a todas luces explica la arrolladora crisis social que vivimos, le parece una mentira -eso significa fake news, noticias falsas-, estamos muy lejos de entender y lograr reparar nuestro desgarrado tejido social. Acepto que debí decir que Chile es “uno de los más desiguales de la región”, y no expresarlo como si fuera el campeón de la inequidad. Pero en la lógica de la competencia sí se puede afirmar que es el que exhibe la mayor brecha entre los más ricos y los más pobres del país. Así lo demuestra el estudio hecho en 2015 por la OCDE donde se establece que “nuestro país lidera el ranking de los más desiguales de ese grupo, compartiendo los últimos puestos con Turquía y México”. Dentro de ese mismo estudio, también se señala que “el crecimiento económico en Chile debe ser más inclusivo, ya que hoy el 10% más rico gana 26,5 más que el 10% más pobre superando en más de un 100% el promedio de los países de la organización internacional”. A esta dispareja distribución de la riqueza se suma el peor indicador, que no es macro económico, sino humano, el de percepción de injusticia. En “Desiguales”, el profundo y en su momento polémico informe presentado por el PNUD en 2017, queda claro que la sensación de abuso y maltrato es lo que más resienten las personas. Si no aceptamos que la desigualdad extrema de Chile es lo que está de base en la explosión social actual y nos seguimos contentando con cifras y estadísticas positivas, que las tenemos, será imposible lograr hacer de Chile un país más digno y justo para todos.

 

Por Yerko Villanueva, Jefe de Operación Social de Hogar de Cristo.