• 23 de Abril

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La contingencia de la comuna ha estado marcada por los camiones. Entre Puerto Montt y Puerto Varas se reportan tacos kilométricos, tal como en buena parte del país. Las estaciones de bencina se llenan de autos y se produce interrupción parcial del servicio. Las góndolas de algunos supermercados se ven vacías. La incertidumbre empuja a la desesperación y parte el acaparamiento. Quien tiene una hora al médico no sabe si podrá ir, o si podrá volver.

Las tomas de carreteras no son pacíficas. Nunca lo son. Sea por el motivo que sea. Es una imposición arbitraria en la que quienes se la atribuyen, restringen la libertad de los otros. En este caso en particular la respuesta de la autoridad ha sido débil y dispar. Nunca en la historia reciente alguien que se toma la carretera había tenido un trato tan considerado por parte del gobierno. Este desbalance, además de evidenciar ausencia de autoridad, parece una manera de conceder que la situación llega a este límite por errores propios y por omisiones propias. La inteligencia nacional ha fallado y con episodios bochornosos que son una ofensa para todos los vinculados y todos los afectados. Ante el fracaso del centralismo presidencialista y su responsabilidad en el resguardo del orden, la posibilidad de que el parlamentarismo desatado durante los últimos meses resuelva, surge como una imposición desde la toma de las carreteras.

Los grupos de camioneros que se manifiestan no están en las calles por gusto, eso está claro. Todos merecen poder vivir en paz y tranquilidad. Pero, la forma en que conducen la búsqueda de soluciones está creando más problemas que soluciones. El clima de incertidumbre golpea la puerta y la presión aumenta.  Mientras, con el abastecimiento y la conectividad regional y nacional en jaque, al interior de Puerto Varas los camiones también viven su propia historia. 

La semana pasada el Comité Ambiental Comunal de Puerto Varas realiza una denuncia al Departamento de Obras Municipal, Seremi de Medio Ambiente y Concejales, por un relleno que estaba realizando un camión en la quebrada paralela a calle Gramado. La fiscalización deja en evidencia que los autores de este daño a la quebrada no tenían autorización para hacer ese movimiento de tierra.  Sin la denuncia, la obra habría seguido avanzando.

Otro hecho más, en el centro se registran denuncias de camiones vulnerando la ordenanza de tránsito que prohíbe la circulación de camiones de alto tonelaje por esa zona. Las fotos dan cuenta de largas filas de auto esperando las maniobras del enorme camión que intenta entrar a la bodega del supermercado. Ante la denuncia, la reacción generalizada en redes sociales era que había que permitir que los camiones entren a los supermercados cuando y como quieran, sin importar la ordenanza publicada el mes de junio de este año. Borrar la norma que aún tiene tinta fresca si es necesario. Da lo mismo.

Por último, y como suele ser, siempre que se habla de camiones se termina hablando de trenes. Coincide con que la semana pasada se anuncia un potencial acuerdo entre EFE y el municipio de Puerto Montt para lograr que vuelva el tren a la región. Primero entre Puerto Montt y Alerce, para pronto, tal vez, avanzar hacia el norte. No obstante, ante lo que parece una gran noticia, el alcalde de Puerto Varas declara a los medios de que no le parece una buena idea, con argumentos sobre los tiempos de traslado y la ubicación de las líneas del tren en la ciudad. Entonces: ¿Cuál es el plan para las líneas de tren que hay en la ciudad? ¿Volverá el tren a Puerto Varas? Nadie sabe.

Son días excepcionales, tensos, inciertos. La paz social sólo es posible con justicia, y para eso, la institucionalidad y la política deben recomponer las confianzas y cumplir el rol que corresponde para el porvenir de la paz social. Los tratos especiales y diferenciados por orden de simpatía son tan injustificados como las manifestaciones violentas como reacción a la violencia. La ruta de los acuerdos y el justo proceso democrático debe imperar por sobre las buenas razones para hacer lo que no corresponde.

 

Por: Pablo Hübner