• 19 de Abril

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Hay quienes señalan que la libre elección o el libre albedrío no es exclusivo de los seres humanos, sino que también es una facultad de otros animales.  Disquisición de largo aliento, pero lo cierto es que La Voluntad es un atributo que distingue a la humanidad por sobre el resto de las especies y se expresa en la capacidad que cada individuo tiene de actuar en base a decisiones concientes.  En estos tiempos, el poder de la palabra Voluntad (escrita adrede con mayúscula) cobra una relevancia extraordinaria en la perspectiva de la posibilidad que cada individuo tiene de de decidir y ordenar su  propias conductas.  A través de esta columna, que quiero invitar a los vecinos y vecinas de nuestro territorio a usar la Voluntad para cuidarnos y salir juntos del enorme desafío que significa enfrentar la pandemia del COVID-19.

¿Cómo cambiar el curso de una catástrofe mundial de efectos áun no totalmente determinados producto de la pandemia más importante de los últimos 100 años en la Historia de la humanidad?

En estos 8 meses de evolución de esta nueva enfermedad que nos afecta sin distinciones, hemos podido aprender que el arma más poderosa para enfrentar el COVID-19 es precisamente la voluntad de cada individuo en cuidarse y cuidar a quienes le rodean del contagio.  Algo tan simple de plantear pero que en la práctica ha sido tan difícil de aplicar producto de la incredulidad, el egoísmo o las condicionantes sociales de los países y sus habitantes.  No han sido las restricciones ni la coherción del Estado y de las autoridades la clave de los resultados de países como Uruguay  o Nueva Zelanda que han logrado hasta el momento enfrentar con éxito esta inédita pandemia.  Al contrario, la base para abordar este desafío ha sido la voluntad de cada uno de sus ciudadanos para cumplir con las medidas de prevención y ejercer el control social individual y colectivo para controlar el avance de la pandemia.

En estos momentos de la evolución del COVID-19 en la provincia de Llanquihue, he considerado necesario dirigirme a las vecinas y vecinos de las distintas comunas, pues  como Director del Servicio de Salud del Reloncaví junto a todos los equipo de salud con quienes incansablemente estamos trabajando  para controlar los efectos de la pandemia, estamos muy preocupados por el sostenido aumento de casos en nuestro  territorio.

De acuerdo a nuestros estudios epidemiológicos esta situación obedece, en la mayoría de los casos, a que las personas no están respetando las medidas para evitar el contagio, principalmente en lo que dice relación con las reuniones y encuentros familiares y de vecinos, celebraciones e incluso fiestas.

La Cuarentena es la medida más extrema de restricción de movilidad, que tiene un enorme costo para las personas principalmente para aquellos grupos de mayor vulnerabilidad social.  Con grandes esfuerzos y sacrificios de la población, iniciamos la tercera semana de cuarentena en la comuna de Puerto Montt. Si bien en el resto de las comunas de la provincia la mayoría de los casos COVID diagnosticados tienen trazabilidad y nexo epidemiológico con otros casos, los índices  de positividad de los exámenes sigue siendo menor a 10%, y la capacidad hospitalaria que hemos levantado a través de la red integrada público privada de la región se mantiene con suficiente capacidad de camas críticas para soportar una eventual demanda, de no lograr revertir la tendencia es muy probable que las medidas de restricción se deban ampliar a otras comunas.

Por eso hoy más que nunca,  es urgente apelar a la responsabilidad individual y colectiva de los ciudadanos. La capacidad de las autoridades para seguir aumentando las restricciones y fiscalizar es limitada, pero el cambio de actitud de las personas y el control social son herramientas poderosas.  El enorme poder de la voluntad de cada de uno de nosotros es la única manera de cambiar el derrotero de la pandemia.

En lo personal, y como muchos de Ustedes, el contacto con los amigos y la familia ha sido vía remota. En mi trabajo, en el que debo moverme y estar en contacto con otros diariamente, el uso mascarilla, la distancia con las personas y el lavado permanentemente las manos y ha sido parte de una rutina aprendida y aplicada en cada momento.

Si con voluntad nos comprometemos a adoptar estas medidas básicas de autocuidado, estaremos colaborando a controlar la expansión de la enfermedad. Si no lo hacemos, seguiremos viendo como cada día más personas se contagian y lo peor, tendremos más enfermos graves que requerirán de una cama crítica y muertes que lamentar.  Podemos cambiar el destino de esta pandemia que pareciera estar escrita como una tragedia, con la buena voluntad de cada uno de nosotros que en unidad nos permitirá recordar en un  futuro no muy lejano de lo que somos capaces.