• 26 de Abril

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La postergación de las elecciones de abril es una realidad probable. Chile vive el peor momento de la pandemia. El aeropuerto internacional cerrado, el adelanto del toque de queda, las cuarentenas más restrictivas, las cifras récord, las críticas de medios internacionales por el manejo del conflicto, son algunos de los pasajes de esta historia. El proceso de vacunación avanza, mientras el llamado exitismo parece pasar la cuenta de un verano que salió caro, por mucho que se defienda de que nada de eso fue así.

Esta es la segunda postergación de las elecciones municipales. Nadie eligió al actual alcalde ni a los concejales en ejercicio para que representen a la comunidad por más tiempo del asignado. El gobierno municipal actual debería haber terminado sus funciones   en diciembre del año 2020. El tiempo adicional se confunde con la prolongación del tiempo de las campañas políticas. Al cierre de esta columna aún no es claro cómo será la suspensión de las campañas políticas, los alcances que tiene o bien, el retorno al cargo en cuanto al actual alcalde. Veremos además si estas indicaciones se cumplen o será otra de esas clásicas situaciones en que, hecha la ley, hecha la trampa, con la fiscalización que se ejerce en medio del olvido, cuando ya a nadie le importa, ni genera efectos relevantes.

El tiempo adicional para el gobierno municipal ha sido extraordinario y por fuerza mayor. Una fuerza mayor que transgrede la voluntad democrática y su expresión. Se tensiona la importancia de la salud de la democracia con la importancia de la salud de las personas.  Lo inevitable de la medida se cruza entre dudas y la aceptación tiene rostro de resignación.  

Cada minuto que ha pasado desde diciembre 2020 hasta ahora es parte de la postergación de las elecciones. Un tiempo que nadie eligió. Todo acontecimiento desde entonces es una planificación atrasada o bien, una nueva planificación para este tiempo adicional. Un tiempo para aprovechar. Sin este tiempo adicional, no se abría aprobado, en el marco de este gobierno municipal, el plano regulador. Tampoco inaugurada la cuestionada plaza en Ensenada, la Casa Colón, los paneles solares en el Lago de Todos los Santos, la sede social en sector rural Río Chico Alto, los lomos de toros instalados sin cumplir la normativa, entre algunas medidas de este tiempo extraordinario.

Esta prórroga también es tiempo adicional para prolongar problemas. Sigue tan abandonado el estadio Ewaldo Klein. La costanera sigue tal cual. Siguen las relaciones fracturadas entre el alcalde y el COSOC, alcalde y Essal, alcalde y el ministro de Salud, alcalde con los 5 concejales que lo demandaron. En una entrevista proselitista, emitida en la radio que le rinde pleitesía, el alcalde dijo, con sentido de logro y orgullo, que él ni siquiera saludaba a los concejales que lo demandaron. ¡Ni los saludaba!

Durante este tiempo extraordinario, que nadie eligió, también se ha prolongado este tipo de política, justo durante la peor crisis de la historia de la comuna.

El tiempo adicional para quienes están en ejercicio del cargo debería ser un momento particularmente humilde. Pero, muchas veces el ejercicio del cargo es precisamente la campaña electoral. Tiempo de discurso, de cintas y medallas, de reconocimientos, de aplausos. Tiempos de explicaciones, excusas y también, defensa por lo que ha pasado. Como suele ser, lo bueno es mérito propio, lo malo es culpa de los demás, o en su defecto, de la circunstancia injusta. Los otros candidatos hacen lo propio, ofreciendo soluciones a todos los problemas que existen, y también a los que no existen, luchando así contra la pérdida de relevancia que produce el desgaste de solicitud de atención, que a veces se complementa con prácticos anuncios en redes sociales, tales como recordar el cambio de hora. Una ayuda esencial.

Puerto Varas deberá seguir esperando para decidir por el futuro de la comuna, pero mientras, la realidad no espera a nadie, se hagan las postergaciones que se hagan.

Por: Pablo Hübner